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martes, 5 de abril de 2011

Dia 23 de abril en Rumania

San Jorge, portavoz de la victoria, es uno de los santos más adorados del calendario ortodoxo, que se celebra en fecha fija cada año - el 23 de abril. En la tradición popular se conoce como la fiesta de San-George.

En el calendario popular, San Jorge es considerado un dios de la vegetación, protector de la naturaleza verde, del ganado y las ovejas, siendo identificado en el panteón rumano como el caballero tracio. En la espiritualidad popular, San Jorge es el segundo pilar del calendario, junto con San Dumitru - Samedru - .


Entre los dos dioses, hay una comprensión cósmica, facilitada por la deidad suprema. Se dice que cuando se oye el canto de las primeras ranas, San Jorge lleva las llaves de Samedru, para abrir el camino de la naturaleza a la vida, el siendo considerado la cabeza de la primavera, sembrador de todas las culturas y cierro de la temporada fría.

En otoño, Samedru, que no ama a los árboles verdes, recibe las llaves de San Jorge para cerrar el buen tiempo y desenmarañar de los oscuros la temporada fría. En el calendario popular, como en la tradición cristiana, San Jorge es un dios joven, hipomorfo, se representa siempre montado a caballo.

Del mismo modo, San Jorge es también una deidad pastoral, de origen indoeuropeo, el día de su celebración se considera el inicio del año pastoral. Si en el pasado, esta fiesta era celebrada con mucho fasto durante tres días, hoy no tiene más el mismo encanto de otro tiempo. La mayoría de las costumbres relacionadas con este día han sido abandonadas en el tiempo, pero la importancia de la fiesta en la espiritualidad tradicional nos obliga que recordemos algunas de las prácticas y costumbres de antaño.

En la víspera del día de 23 de abril las personas preparaban cuidadosamente surcos verdes de forma cuadrada, en la que clavaban ramas de sauce y flores de color amarillo de primavera, conocido en Bucovina, con el nombre de «calce». La noche o la mañana de San Jorge, el jefe de familia, siempre un hombre, colocaba los surcos adornados a las puertas y ventanas de las casas y establos, en los jardines y las tumbas en los cementerios.

Se creía que, las personas, el ganado y los cultivos estaban protegidos de las fuerzas del mal, que eran muy activas en esta época del año. Las medidas de protección se realizaban principalmente contra los «strigoi» (las almas) que según la tradición, robaban la leche del ganado. También contra los «strigoi» era costumbre poner cerca de la puerta de entrada de la casa y de la granja una rastra, con los dientes colocados hacia arriba y la cintura de un chico virgen, pasada entre ellos. En Bucovina, los surcos y ramas verdes se mantenían todo el año para ser utilizados como remedios contra la fiebre o para ser mezclado en la alimentación animal (en la creencia de que estarán protegidos por las fuerzas maleficas de los «strigoi») y por ser puestos en los nidales de las gallinas (para tener muchos pollos y protegerlos de las enfermedades y de los halcones).

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