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miércoles, 28 de febrero de 2018

La cultura como lucha

Aziza Brahim: “Nuestra cultura es nuestra lucha”

La hamada es ese lugar pedregoso en mitad de la nada. Un territorio olvidado que desde hace más de cuarenta años se ha convertido en el hogar del pueblo saharaui. Pero también es el camino de vuelta anhelado al Sáhara Occidental. Un regreso que se alarga en la historia y que los gobiernos españoles adeudan desde 1975.
Aziza Brahim in Barcelona on March 27, 2015. Photo: Stefano Buonamici
Aziza Brahim in Barcelona on March 27, 2015. Photo: Stefano Buonamici
El desierto, que no entiende de fronteras, acoge a los campamentos de refugiados de Tinduf en el borde fronterizo donde tropiezan Marruecos, Sáhara Occidental, Mauritania y Argelia. Tras la invasión al Sáhara Occidental del ejército marroquí, la Marcha Verde, miles de saharauis encontraron refugio en este inhóspito lugar donde nació Aziza Brahim.
Nunca he estado en mi país” dice Brahim. Su voz denota enojo pero rápidamente el disgusto se oculta tras su sonrisa. Disidente, la músico y percusionista ha tomado el testigo de la voz del Sáhara, Mariem Hassan, para trasladar el compromiso del pueblo saharaui a través de su canto sosegado.
La música siempre ha sido muy importante para mi pueblo. Es el arma más poderosa que tenemos para seguir haciendo que se escuchen nuestras voces. No hay otra forma de llegar a los corazones porque a través de la política muchos países nos han dado la espalda”, sentencia Brahim.
El Sáhara Occidental vive en un constante estado de incertidumbre. No pierde la esperanza de ser libre y desde 1991 está a la espera de un referéndum para su autodeterminación aprobado por las Naciones Unidas. Sin embargo, la comunidad internacional ha abandonado al Sáhara Occidental y Marruecos sigue beneficiándose de los territorios de la antigua colonia española.
Esto se resolverá cuando España retome la deuda que tiene con el pueblo saharaui y asuma su responsabilidad. La actitud de los diversos gobiernos españoles no se corresponde con lo que solicita la inmensa mayoría de la sociedad que nos muestra su apoyo”, protesta Brahim sobre la inacción de la administración española.
La cantante y percusionista saharaui, Aziza Brahim/ Foto: Guillem Moreno
La cantante y percusionista saharaui, Aziza Brahim/ Foto: Guillem Moreno
Aziza Brahim acaba de publicar su cuarto trabajo, Abbar el Hadama, un canto a “la incesante búsqueda del hogar que sufre mucha gente en el mundo y mi pueblo en particular”. El disco, cantado tanto en hasaní como en castellano, reivindica la lucha de los saharauis, “los refugiados más antiguos del mundo”, ignorada en Madrid mientras las nuevas generaciones sueñan con la libertad. “La juventud, que vive en los campos de refugiados o bajo ocupación marroquí, tiene un sentimiento de lucha en su sangre. Hemos creado nuestro estado en el exilio pero pensando en el futuro. Hay muchísima gente preparada para sustentar a su país en todas las ocupaciones de la sociedad. Estamos deseando un porvenir y por eso soportamos más de 40 años de exilio”, dice la cantante.
La música es un factor indivisible de la identidad saharaui. La canción nacionalista, el nidal, se preserva gracias a unas nuevas generaciones que se sienten guardianas de su cultura y no están dispuestas a servir a las pretensiones de Marruecos.
El mítico tema Sahara Ma Timba (El Sáhara no se vende) de Um Murghiya Abdullah, es el reflejo de una sociedad a la que no le queda más que la cultura como altavoz. Desde su primer trabajo “Mi Canto”, el nidal de Aziza Brahim avala la lucha por la libertad (Hijo de las Nubes), la resistencia de su pueblo (Julud) y activismo (Gdaim Izik). Su último disco sigue conmemorando la batalla para conseguir la autodeterminación, “Ojalá ocurra el reencuentro/ en la tierra de la patria perdida”, pero también desprende esperanza y la resalta el papel de la mujer en sociedad saharaui (Baraka).
Su música no olvida las raíces sonoras del Sáhara Occidental mientras se empapa a la vez de blues, rock y jazz en un encuentro con otras armonías de África y del Mediterráneo. “Evoluciono musicalmente para que la cultura de mi país no se quede estancada como nuestra historia”, asegura Brahim
A caballo entre Barcelona, donde ahora reside, y los campos de refugiados, Aziza Brahim fue uno de esos jóvenes que tuvo que buscar una vida fuera para ayudar a su familia y asegura que el exilio se hace insoportable debido a la pérdida del sentido de pertenencia. Otra consecuencia más del conflicto del Sáhara Occidental.
No renuncio al amor de mi tierra” es el primer verso de Mani, un tema que solidifica el aguante de una gente que no quiere otra patria. Con cada golpe a su tabal, instrumento de percusión tocado por las mujeres saharauis, Aziza hace escuchar la voz de su pueblo que resiste y anhela superar los muros que ahora sólo cruzan las estrellas fugaces.

Aziza Brahim durante una actuación en la pasada edición del Festival Druga Godba / Foto: Petra Cvelbar
Aziza Brahim en la pasada edición del Festival Druga Godba / Foto: Petra Cvelbar
El aullido saharaui en directo: 
Aziza Brahim y su banda han presentado su último trabajo, Abbar el Hamada, en Europa. Tras el estreno en España, la gira se extendió por Alemania y paró en Inglaterra donde la saharaui volverá en julio para participar en el Festival Womad.
En el directo, la sonrisa permanente de Brahim ilumina el escenario y hace que el público imagine un viaje por la hamada; una marcha de esperanza y reencuentro con los hermanos bajo ocupación marroquí. Brahim endulza las noches con unas melodías cargadas sin embargo de reivindicaciones. Su canto pausado, como saboreando cada palabra, sacude la sala como un siroco que sólo calla al final de Ya Watani (Mi Tierra) para sellar la manifestación de identidad saharaui por allá por donde va.

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