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sábado, 2 de febrero de 2019

Entrevista a Rupi KAur

Rupi Kaur: "Escribo para que las mujeres encuentren palabras que expliquen su sufrimiento"

Rupi Kaur. PLANETA
Tras revolucionar las redes con una foto en la que aparecía manchada de sangre de la regla, su poemario 'Leche y miel' se ha convertido en un acontecimiento literario y feminista.
Nacida en la India y residente en Canadá, Rupi Kaur es una de las poetas más populares del mundo y la que mejor conecta con un amplio sector de los jóvenes. Revolucionó las redes sociales por una imagen en Instagram en la que aparece manchada de sangre de la regla. De su poemario Leche y miel (publicado en España por Espasa bajo el título Otra manera de besar tu boca) ha vendido medio millón de ejemplares en Estados Unidos y lleva 55 semanas en la lista del New York Times de los libros más vendidos.
Rupi Kaur, a la que le gusta releer a Khalil Gibran y Amrita Pritam, llega a Barcelona para participar en el Festival de Poesía, que se inaugura este miércoles, y lo hará de la mano de su traductora, la poeta Elvira Sastre. Antes de su viaje a España, nos responde a una entrevista desde su casa de Toronto. Y lo primero que hace es presentarse:
«Nací en Punjab, un estado al noroeste de India, hace 24 años. Mi tía eligió para mí el nombre de Rupi, que significa 'diosa de la belleza'. Y Kaur significa 'siempre pura'. Mi madre y yo emigramos de Punjab a Canadá cuando yo era una niña. Y sigo aquí, en Toronto, haciendo arte y usando el arte para dar visibilidad y voz a muchas mujeres, especialmente a las mujeres de color, a las mujeres de mi comunidad que no han tenido la suerte que yo he tenido».
Pregunta.- ¿Por qué el título Leche y Miel?
Respuesta.- Creo que funciona como una poderosa metáfora. Cuando reflexiono sobre todos los problemas y humillaciones que ha tenido que sufrir y afrontar mi gente pienso que somos tan suaves y dulces como la leche y la miel. Asimismo, la miel nunca muere, pues con el tiempo es un alimento que no se malogra y presenta, junto con la leche, enormes propiedades sanadoras, reparadoras. Estas ideas me parecían muy atractivas para mi poemario.
P.- ¿Le ha ayudado la escritura en su vida?
R.- Cuando empecé necesitaba expresarme, sacar el dolor que tenía dentro, pues no fui una chica muy popular en la escuela: era introvertida, solían meterse conmigo. Y escribir me ayudó. Ha sido una herramienta que me ha servido para sanar heridas, aunque fuese doloroso. Para mí escribir tiene un gran poder catártico y liberador. Me ha ayudado a crecer. He aprendido, entre otras cosas, que la vida es un regalo, sí. Puede arrebatártelo todo y, aun así, tú estar dispuesto a amarla.
P.- En el libro hay mucho vacío de sexo sin amor y mucha nostalgia por encontrar el amor puro. ¿Es algo personal?
R.- Creo que todos nosotros hemos vivido episodios en los que no nos hemos sentido amados, sólo deseados, incluso utilizados. Como mujer, es algo que me duele: la cosificación a la que podemos estar sometidas en el aspecto sexual. Desde los abusos y violaciones que sufrimos algunas de niñas, o adultas, a otro tipo de relaciones tóxicas. Pero también me he sentido amada y he amado. Todos queremos eso, ¿no?
P.- Hay temas que sorprenden como el incesto, la violación, la violencia del hombre sobre la mujer... suelen ser tabús. En su caso, lo cuenta con una sencillez y naturalidad conmovedora.
R.- Eran y siguen siendo cuestiones tabú para mucha gente. Por suerte, esto está cambiando y cada vez empiezan a abordarse creativamente. Mi poesía es sólo una forma más de señalar la violencia sexual y las humillaciones, de cuestionar el rol opresivo al que han sido relegadas las mujeres por el simple hecho de haber nacido mujeres.
P.- ¿Cómo le ha afectado el choque entre la cultura india y la occidental?
R.- Nací y pasé parte de mi infancia en India, pero nos mudamos a Canadá lo suficientemente temprano como para que también haya integrado esta cultura. El único problema que tengo es el de muchas personas que son la primera generación de inmigrantes: 'casa' es un concepto complicado. Aquí, en Canadá, me miran y me ven diferente, no me reconocen como uno de ellos, porque mi piel oscura no entra en los cánones occidentales. Pero en la India me pasa igual, también me ven como a una forastera. Aparte de esto, aunque sean mundos diferentes, tienen puntos en común que me afectan como mujer. Una buena chica asiática es discreta y callada. Hace lo que le dicen. El sexo no le pertenece, porque no posee su propio cuerpo, no es de su propiedad. El sexo es algo con lo que se encuentra en su noche de bodas. En Occidente las chicas son más desinhibidas sexualmente, pero siguen sufriendo el machismo.
P.- ¿Cómo concibe la escritura?
R.- En mi escritura se impone el deber de documentar el dolor y la angustia que sufren las mujeres. En este sentido funciona como terapia. Es liberador escribir sobre aquello que te atormenta. Escribo para que las mujeres puedan encontrar palabras que expliquen su sufrimiento.
P.-Sin la imagen de la menstruación en Instagram... ¿hubiera vendido tanta poesía?
R.- La foto en Instagram me hizo ganar popularidad de forma sorprendentemente rápida. No sé qué hubiera pasado si la hubieran eliminado; pero creo que Instagram es una plataforma perfecta para escritores que no tienen recursos para promocionar su obra.
P.- ¿Qué opina de los hombres? ¿Y del amor?
R.- De los hombres opino que muchas veces son también víctimas del machismo, pues también ellos son empujados a ocupar un papel que les oprime y limita muchísimo. A veces la gente cae en el error de pensar que mi poesía está dirigida exclusivamente a las mujeres, pero también puede ayudar a los hombres a entender mejor a su entorno femenino y a sí mismos. Las cuestiones que aborda mi poesía, y el feminismo en general, nos conciernen a todos, mujeres y hombres. Sobre el amor opino, como escribí en uno de mis poemas: «odiar es fácil/ pero amar requiere fuerza».

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