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miércoles, 15 de mayo de 2013

Flujos migratorios desde Senegal


Yaye Bayem Diouf, senegalesa

Presidenta de las Madres y Viudas de los cayucos. Perdió a su único hijo en el trayecto entre Senegal y las Canarias Invitada por CEAR (Comisión Española de Ayuda al Refugiado) y la Fundación CEAR, impulsa los proyectos para el desarrollo de poblaciones que han perdido a muchos de sus jóvenes Y sensibiliza sobre las causas de la inmigración africana y apoya a los proyectos sociales que su asociación está desarrollando en Thiaroye Sur Mer, población costera que ha perdido a muchos de sus hombres.

Yaye Bayem, de 48 años, organizó tras perder a su único hijo una asociación que agrupa a más de medio millar de familiares de víctimas de los cayucos en Thiaroye. Unas familias que, además de haber perdido a sus seres queridos, se enfrentan al desamparo social, con las deudas que contrajeron para costear el viaje a Europa en busca de una vida digna y sin ningún apoyo económico o psicológico. La asociación que preside pretende enfrentar estas carencias,y ha concedido ya numerosos microcréditos a mujeres víctimas de la migración clandestina para el desarrollo de alternativas laborales. Durante su visita a España, Yaye Bayem se reunió con instituciones políticas y sociales y con empresarios, y dió a conocer la voz que pocas veces se oye, la de las y los africanos para los que la emigración a Europa es muchas veces una tragedia, en la que se pierden miles de jóvenes que son la mejor esperanza de futuro de este continente herido. Senegal es uno de los países golpeados por este drama. Sus principales sectores productivos, la agricultura y la pesca, han quedado en la ruina a consecuencia de las implacables leyes del mercado mundial. Las flotas de los países desarrollados han esquilmado sus bancos de pesca y el imparable aumento del precio del carburante ha supuesto que la pesca artesanal deje de ser rentable. Por otra parte, los precios internacionales del cacahuete y el algodón, los principales cultivos del país, se han derrumbado debido a las políticas proteccionistas de los países desarrollados y su producción casi ha desaparecido. La crisis de la economía tradicional senegalesa ha desencadenado un éxodo hacia las ciudades, pero éstas carecen de tejido industrial suficiente para absorber esta mano de obra. En consecuencia, ante los jóvenes senegaleses aparece la opción de emprender viaje hacia Canarias a bordo de unas frágiles embarcaciones como la única posibilidad para escapar de la miseria.

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