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jueves, 1 de septiembre de 2016

Refugiados

Nazanin Armanian: “Los refugiados vemos a personas que nos reciben bien y a otras que sienten miedo”

La escritora y exiliada iraní, que fue mantera y hoy es profesora de la UNED, denuncia la situación de los extranjeros que llegan a España






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La escritora y refugiada iraní Nazanin Armanian, este martes.

"Los refugiados vemos a personas que nos reciben bien y a otras que sienten miedo. No lo entendemos". La escritora y exiliada iraní Nazanin Armanian ha resumido así la situación de este colectivo en España, donde empezó a trabajar como mantera y hoy es profesora universitaria. En total, desde noviembre de 2015 han llegado 470, según el Ministerio del Interior, que había asegurado que se alcanzarían los 586 a finales de junio, procedentes de campos de Italia, Grecia, Turquía y Líbano.

La escritora tuvo que abandonar Irán a los 23 años. Su delito: defender la igualdad de las mujeres y el derecho de los trabajadores. Es activista desde los 16, por lo que estuvo encarcelada en su país. "En uno de los permisos que tenía para salir de la prisión, decidí escaparme y huir de Irán". De allí fue a Pakistán, desde donde consiguió volar a Madrid. A su llegada, en 1983, el Gobierno español le dio asilo político, pero no un permiso de trabajo. Por ello, mientras estudiaba, trabajó de forma irregular como mantera, vendiendo artesanía en la calle o dando clases de idioma. Finalmente, en 1999 consiguió cumplir uno de sus sueños: dar clases de Ciencias Políticas en la UNED.
La escritora, que este martes ha participado en los cursos de verano de la Universidad Menéndez Pelayo de Santander, percibe que los recién llegados a España se sienten perdidos y sin pasado: "Los refugiados saben que aquí no van a tener el futuro que pensaban y su proyecto de vida se destruye". Esto provoca, según Armanian, una incertidumbre de no saber qué les deparará el futuro. Además, en la mayoría de ocasiones, es el azar lo que les lleva a España, donde ven limitados sus recursos y ayudas en comparación con países como Suecia, Holanda o Alemania.
Al llegar, el clima les resulta agradable y son optimistas. Aunque, según le han confesado, esta sensación les dura muy poco: "Llevan cinco años huyendo de un campo de refugiados a otro. A veces ya solo buscan un sitio dónde morir". Una situación de destierro obligado que no se produce por una dictadura: "¡Son las guerras las que fabrican millones de desplazados!".
Armanian, hoy profesora de Relaciones Internacionales en la misma universidad, ha conocido la guerra y la vida de los refugiados; por eso, ahora los ayuda como traductora. "España es un pueblo muy solidario. El problema es que al refugiado se le identifica con delincuente, islamista o terrorista", ha explicado. La escritora destaca que ahora es mucho más complicado llegar a Europa que en los ochenta, cuando ella lo hizo. Esto se debe a los conflictos en Oriente Medio y la dificultad de conseguir un visado. "Incluso, muchos países de la región no dejan entrar a la gente que huye de la guerra. Están desbordados".

Duelo migratorio

De entre los problemas a los que se enfrentan los refugiados destaca una crisis importante de identidad. No se toma la cultura del pueblo que acoge a los desplazados y, a veces, se pierde incluso la propia por el desarraigo y todo lo vivido. A esto se le conoce como duelo migratorio, que engloba las sensaciones y crisis psicológicas de vivir con una incertidumbre permanente. "Suele estar provocado por no saber si vas a tener trabajo o qué ha pasado con la gente que has dejado atrás, además del desgarro por todo lo que han visto y saber que nunca podrán volver", ha explicado Armanian.

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