lunes, 24 de septiembre de 2018

Lenguas de Abdul



Abdul se presenta y nos cuenta cuantas lenguas conoce.
Las lenguas sirven para comunicarnos, para trazar puentes entre culturas.


Lenguas en peligro de extinción en Pakistán

Varias lenguas regionales de Pakistán están en vía de extinción

Pakistán es uno de los pocos países en donde se habla más de 70 idiomas oficiales, incluidos algunos en peligro de extinción.
Varias lenguas regionales de Pakistán están en vía de extinción
Niño paquistaní en el Día de Solidaridad con Cachemira en Islamabad, Pakistán. (Muhammed Semih Uğurlu - Agencia Anadolu).
Hogar de más de 200 millones de personas, Pakistán es reconocido por muchas cosas: es el sexto país más poblado del mundo, es una nación líder en cricket y también es la cuna de muchas civilizaciones históricas.
Pero también es conocido por ser uno de los pocos países en donde se habla más de 70 idiomas oficiales, incluyendo algunos en peligro de extinción.
Por ejemplo, en la pintoresca región de Gilgit-Baltistán, al norte del país, que limita con China y Afganistán, se hablan 30 idiomas con raíces indo-arias, indo-iraníes y chino-tibetanas.
De acuerdo con el doctor Tafseer Ahmed, profesor del Centro de Informática del Lenguaje de la Universidad Mohammad Ali Jinnah en Karachi, de los 75 lenguajes en total que se hablan en Pakistán, 65 son regionales, mientras que siete lenguajes, incluyendo el urdu (idioma nacional) y el inglés son usados como lenguajes oficiales en cuatro provincias, además de las regiones de Azad Kashmir, y Gilgit-Baltistán.
“Pakistán en uno de esos países selectos que poseen una increíble diversidad lingüística. Pero lo alarmante es que varios idiomas están en peligro de extinción o ya están muertos”, le dijo el doctor Ahmed a la Agencia Anadolu.
El profesor de lingüística relató que dos idiomas antiguos, uno perteneciente a la ciudad Mohenjo-Daro (Montículo de la muerte) de 5.000 años de antigüedad y el otro, el Domaaki, que se solía hablar en Gilgit Baltistán, son considerados como muertos o extintos según los expertos.
Además de esto, hay al menos ocho lenguajes, (Badeshi, Torwali, Dameli, Gawar-Bati, Ushojo, Yidgha, Khowar y Ormuri) que en conjunto son hablados por menos de 100.000 personas en Gilgit Baltistán y en algunas partes de las provincias de Khyber y Pakhtunkhawa.
Unos 17 idiomas, incluyendo el Shina y el Balti, son considerados como idiomas en desarrollo.
El doctor Rauf Parekh, un experto en Lingüística de Karachi compartió puntos de vista similares a los de Ahmed.
“No solo las lenguas declaradas en peligro de extinción están luchando por su supervivencia, sino que muchos otros idiomas que todavía no están en esa categoría pueden enfrentar el mismo destino en los próximos años si no se toman medidas inmediatas”, aseveró Parekh en declaraciones a la Agencia Anadolu.
Por ejemplo, Parekh se refirió al Dameli, un idioma indo-ario, hablado por unas 5.000 personas en partes de la aldea turística Chital, en donde se habla un total de 12 idiomas.
De igual forma, otros idiomas como el Gawar Bati y el Ushojo, ambos idiomas indo-arios, son hablados por menos de 15.000 personas en algunas partes de Chitral y la provincia de Kunnar.
Los idiomas Shina y Blati podrían encontrarse en la lista de lenguajes en peligro de extinción ya que la cantidad de hablantes de estos idiomas se están alejando de este ante la falta de documentación y otros registros.
El último esfuerzo por recuperar este tipo de idiomas se dio hace una década, cuando se publicó el diccionario Torwali-Urdy.
“Este tipo de medidas mantendrá vivos los idiomas en peligro, al menos en los libros. De lo contrario, serán eliminados como cientos de otros idiomas en todo el mundo en los próximos años”, advirtió el doctor.
Globalización
Algunos lingüistas sostienen que la globalización es una gran amenaza para los idiomas pequeños y sus culturas.
“La globalización está devorando los idiomas pequeños”, advirtió Parekh, agregando que “las generaciones jóvenes se inclinan hacia los lenguajes dominantes para acceder a educación y a empleos (…). En las ciudades, más y más jóvenes están aprendiendo inglés, mientras que, en las regiones más remotas, prefieren los idiomas regionales dominantes como el Pashtu o el Balochi”.
En línea con los planteamientos de Parekh, Ahmed argumenta que “la supervivencia de los idiomas pequeños tiene una relación directa con la economía. Cuando un joven que habla Torwali o Badeshi, tiene que dominar también el inglés o el urdu o, al menos, un idioma regional dominante para la educación y el trabajo, por lo tanto, su atención hacia la lengua materna se reducirá automáticamente”.
La migración, señaló Ahmed, también ha sido otro factor, el cual ha reducido las oportunidades a los idiomas pequeños.
“Millones han migrado de regiones remotas del norte, nororiente y suroccidente hacia grandes ciudades como Karachi, Lahore e Islamabad, donde el medio predilecto de conversación es el urdu, el inglés, el sindhi o el punjabi. Los hijos que nacen y crecen en estas ciudades, en última instancia, se quedan sin conocimiento de su lengua materna”.
Políticas lingüistas
El lenguaje juega un papel fundamental en las políticas del país, no solo para asegurar los votos, sino, sobre todo, para compartir sus recursos, según sugiere Parekh. “Si no es lo más dominante, diría que por lo menos el lenguaje tiene un papel muy importante en el juego de la política en Pakistán”.
“Además de unos pocos partidos políticos y religiosos a nivel nacional, la mayoría de los partidos políticos están realmente orientados a la política lingüística”, observó el doctor, haciendo referencia incluso a los principales movimientos políticos como la oficialista Liga Musulmana de Pakistán (grupo Nawaz), liderada por el punjabi Nawaz Sharif, que tiene un respaldo fuerte en Punjab, la provincia más grande y poblada del país, y que habla Hindko en partes del noroccidente de las provincias de Khyber y Pakhtunkhawa.
El principal partido opositor de izquierda, el Partido del Pueblo de Pakistán (PPP), encabezado por un líder sindhi, el ex presidente Asif Zardari, podría llegar a formar un gobierno únicamente en la provincia sureña de Sindh. De manera similar, los mohajirs (migrantes) de habla pashtún, baloch y urdu obtienen votos solo de sus áreas dominadas en Balochistán y Karachi, capital comercial del país.
“La parte irónica de la historia es que cada comunidad aumenta sus cifras para obtener una gran parte de los recursos nacionales, incluyendo los empleos. Es por eso que es muy difícil saber el número exacto de sus miembros”, indicó Parekh.
De acuerdo con cifras oficiales, el Punjabi es el lenguaje más hablado de Pakistán con un 45%, seguido del Pashtu con un 15% y el Sinhi que se lleva un 14%. Otros idiomas hablados por grandes masas serían el Balochi, Hindko, Brahui and Kashmiri.
Sin embargo, los doctores Parekh y Ahmed no están de acuerdo con las cifras sobre el Siraiki, hablado en las cuatro provincias, como el segundo idioma más hablado seguido del Punjabi.
*Daniela Mendoza contribuyó con la redacción de esta nota.

Viejas civilizaciones en Pakistán


Proyecto Respect Words

El Observatorio de la Islamofobia en los Medios, un ejemplo de buenas prácticas para el proyecto Respect Words (Vídeo)



El proyecto Respect Words, impulsado y coordinado por la Asociación EMA-RTV con el objetivo de potenciar un replanteamiento del tratamiento que los medios de información y sus profesionales dan a los temas relativos a los procesos migratorios, las minorías étnicas y religiosas, ha elaborado un vídeo presentación del Observatorio de la Islamofobia en los Medios como ejemplo de buenas prácticas.

El Observatorio de la Islamofobia en los Medios es un proyecto coliderado por el  Instituto Europeo del Mediterráneo (IEMed) y la Fundación Al Fanar del que son socios la Fundación Tres Culturas del Mediterráneo, Casa Árabe, Campus Mare Nostrum-Universidad de Murcia y la Fundación Euroárabe de Altos Estudios. Su objetivo no es criticar la labor de los medios sino abrir un canal de comunicación con ellos y proporcionarles herramientas que faciliten la representación de una sociedad diversa.

Acabar con la islamofobia: una lucha que nos concierne a todos

Acabar con la islamofobia: una lucha que nos concierne a todos

Publicado por Mónica Carrión Otero, en ElDiario.es, el 30 de abril de 2018.

En Islamophobia and its consequences on Young People (Council of Europe, European Youth Centre, Budapest, 2004), el Consejo de Europa define islamofobia como «el temor o los prejuicios hacia el islam, los musulmanes y todo lo relacionado con ellos. Tome la forma de manifestaciones cotidianas de racismo y discriminación u otras formas más violentas, la islamofobia constituye una violación de derechos humanos y una amenaza para la cohesión social».

Estos prejuicios hacia el islam y los musulmanes son una forma de violencia cultural que parte del hecho de considerar que “nosotros” somos superiores a “los otros”, en este caso los musulmanes, y que legitima formas de violencia directa y estructural.

Pese a que este fenómeno pueda parecer novedoso porque ha empezado a ser más visible en las sociedades occidentales en las últimas décadas, sobre todo a partir de los atentados del 11-S, y de manera mucho más evidente en el último lustro a raíz de los atentados perpetrados en varias ciudades europeas y la crisis de los refugiados en la Unión Europea, lo cierto es que la islamofobia, como apunta Alba Rico, hunde sus raíces en un pasado colonial europeo que patentó esa lógica de convertir al otro en un objeto para dominarle.

Pero la islamofobia no es un mero fenómeno discursivo sino que ese “hablar mal de los otros” deriva en otros delitos de odio. Según el  Informe anual sobre la islamofobia en España 2017 elaborado por la Plataforma Ciudadana Contra la Islamofobia (PCCI), el año pasado se registraron 546 incidentes de islamofobia. El informe destaca un repunte de la islamofobia política e institucional y una creciente tendencia islamófoba de líderes políticos de diferentes ideologías, además de la presencia cada vez más activa de los movimientos de ultraderecha, los ataques y las campañas contra la construcción de mezquitas. La PCCI constata un año más agresiones a mujeres musulmanas y episodios de discriminación escolar, laboral y/o social por el uso del pañuelo o hiyab y da la voz de alarma sobre los delitos de ciberodio que representa el 70% de los incidentes recogidos en el informe sobre el año pasado.

La islamofobia es un fenómeno creciente que tenemos que asumir como un problema de toda la sociedad, no solo de la población musulmana, ya que puede generar una fractura en nuestra comunidad al estigmatizar a una parte cada vez más importante de ella. Para atajarlo, consideramos que es fundamental trabajar a dos niveles; por una parte concienciando a aquellos sectores que influyen en la opinión pública como los medios de comunicación y el discurso político. Ese proceso de toma de conciencia de la islamofobia, que ha funcionado con otros problemas como el de la violencia de género, permitiría, junto a la presión de toda la sociedad, crear leyes y establecer los protocolos de actuación judiciales y policiales necesarios cuando no se pueda evitar la aparición de conflictos.

Y por otra parte, creando conciencia en jóvenes en la edad de la adolescencia por tratarse de un periodo de la vida fundamental en el proceso de toma de conciencia de nuestra propia identidad o identidades. La tarea de educar a ese colectivo debe hacerse partiendo de cuatro bases que son el conocimiento, la empatía, el respeto y la convivencia. Cuando empezamos a conocer al otro, los miedos se disipan y comenzamos a desarrollar una empatía a partir de la cual surge el respeto de forma natural como base que hace posible la convivencia en el marco de un modelo intercultural.

Desde la Fundación Al Fanar intentamos apoyar esta lucha que nos concierne a todos a ambos niveles: en el ámbito educativo a través de proyectos como  Kif-kif: cómics por la inclusión y en el ámbito de la concienciación de un sector crucial como el de la prensa con el Observatorio de la Islamofobia en los Medios, proyecto que lideramos junto al Instituto Europeo del Mediterráneo.

Mónica Carrión Otero, responsable de contenidos y gestora de proyectos en la Fundación Al Fanar y miembro del equipo del Observatorio de la Islamofobia en los Medios.

viernes, 14 de septiembre de 2018

El hombre global para reflexionar

Cursos de ACCEM de español


Cursos online "Siempre hay tiempo"
Talleres online de formación en lengua extranjera y conocimiento constitucional y sociocultural de España.
Después del parón estival y durante lo que queda de año 2018, Accem va a continuar desarrollando los cursos formativos “Siempre hay tiempo”, un proyecto financiado por el Ministerio de Empleo y Seguridad Social y el Fondo de Asilo, Migración e Integración. Esta iniciativa cuenta con distintas actividades formativas con el objetivo de facilitar el acercamiento a la lengua, sociedad y cultura española haciendo uso de las nuevas tecnologías.
Los cursos formativos tienen un carácter flexible para poder conciliar la vida personal, laboral y familiar y podrán realizarse de manera online en distintos horarios.
Ya está abierto el plazo de matriculación y las inscripciones se pueden realizar a través de nuestra plataforma  www.accemformacion.org.
Todas las actividades son gratuitas y cuentan con su certificado de participación correspondiente.
La oferta formativa es online y es la siguiente:
Septiembre.
-Español como lengua extranjera. Nivel básico (A1). Del 3 de septiembre al 16 de diciembre.
-Español como lengua extranjera. Nivel medio (A2). Del 3 de septiembre al 26 de octubre.
-Español como lengua extranjera. Nivel avanzado (A3). A partir del 10 de septiembre.
-CCSE. Conocimiento constitucional y sociocultural de España, dirigido a obtener la nacionalidad española. Del 3 de septiembre al 26 de octubre.
-Obtención del carnet de conducir (Teórico). Del 3 de septiembre al 26 de octubre.

jueves, 13 de septiembre de 2018

Cuentos que no son cuento

Cuentos que no son cuento: niños y niñas migrantes


Autor: 

“Ahora sí espero cruzar todas las fronteras que hay en el camino, llegar donde mi papá y volver a estudiar, ayudarle un poquito a él y a mi familia. Yo sé que voy a lograr estar allá, donde no puedan lastimarnos más”, narra Alicia en un libro que a simple vista pareciera un gran relato de fantasía por sus coloridas ilustraciones. Sin embargo, basta con volver a ver con más atención cada una de las imágenes para darse cuenta que no se trata de un clásico cuento infantil.
Se trata una publicación de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) denominada “Caminos de luces y sombras”, la cual compila 16 historias de niños, niñas y adolescentes migrantes. Fue elaborada gracias al apoyo de la Oficina de Población, Refugiados y Migración (PRM) del Departamento de Estado de los EE. UU. En la elaboración del material participaron institutos de la niñez y adolescencia, organizaciones de la sociedad civil y centros de atención de México y Centroamérica.
Niños y niñas están viajando sin la compañía de un familiar o un adulto responsable en Mesoamérica. De acuerdo con datos del Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, en el 2013 fueron aprehendidos 38.759 niños, niñas y adolescentes no acompañados en la frontera suroeste de ese país y para el 2014 la cifra aumentó a 68.541.
Todos estos infantes y adolescentes  viven muchos de los mismos dramas que padecen los adultos migrantes. Por ejemplo, así describe Nahil uno de los episodios que vivió camino a Estados Unidos: “Sin importar el dolor, me agarraron y me llevaron con ellos, yo caminaba como un robot para que las espinas no se metieran más. Eso fue lo más triste, ver cómo me trataban, sin importar lo que estuviera sintiendo. Así me llevaron hasta la hilera”.
Por otro lado, Lucas detalla su experiencia en los viajes peligrosos que hizo en tren: “Lo peor es cuando en medio de toda aquella pesadilla, se te aparece la “la bestia”. ¿Por algo le llaman así, no? Pero hasta que no lo vives, no lo crees. Yo antes pensaba que no era más que un tren, como cualquiera. Hasta que estando ahí te das cuenta que el miedo, los secuestros, los asaltos y la muerte también suben”.
La OIM espera que este libro llegue a ser un material de apoyo en el fortalecimiento de capacidades de personal de instituciones de gobierno y sociedad civil en la región mesoamericana. Pero más allá, aspira a que quienes lean la publicación refuercen su compromiso a trabajar por la niñez migrante desde las perspectivas de derechos humanos, género, diversidad, interculturalidad e interés superior del niño(a). Lo anterior con el fin de incidir positivamente en la calidad de vida de las personas migrantes menores de edad.


   Sobre el autor:
Jean Pierre Mora Casasola es comunicador de la Oficina Regional para Centroamérica, Norteamérica y el Caribe de la OIM. Además, se ha desempeñado como asesor en comunicación en diferentes organizaciones sociales y como consultor del Banco Interamericano de Desarrollo –BID –. Es publicista de la Universidad Latinoamericana de Ciencia y Tecnología –Ulacit-, cursa actualmente un Bachillerado en Relaciones Internacionales del mismo centro de estudios. Twitter: @jeanpierremora 

Los que escriben y los que cuentan

lunes, 10 de septiembre de 2018

martes, 4 de septiembre de 2018

La voz de los refugiados


Fronteras y migraciones

La importancia de ser migrante

Segunda generación

Yo también soy español

Hijos de inmigrantes nacidos en España forman la llamada segunda generación, bien integrada y que aporta diversidad a un país históricamente homogéneo

Testimonios de varios hijos de inmigrantes nacidos en España.
Ser español ya no es lo que era. La respuesta estereotipada —blanco, católico y bajito— es cada vez menos realista. Era válida no hace tanto: España, país emigrante en casi toda su Historia reciente, albergó siempre una sociedad homogénea, poco habituada a lo diferente. Cuando lo diferente llegó, se les identificó sin rodeos: inmigrantes. Llegaron de forma masiva y en un período de tiempo mucho menor que en otros países europeos. Se asentaron, se incorporaron al mundo laboral y tuvieron hijos. Hijos españoles.
En la mayoría de países de nuestro entorno, existen ya terceras y cuartas generaciones de inmigrantes. En España el fenómeno comienza a dejarse ver. Los chicos y chicas españoles de familia inmigrante que hoy recorren la veintena, son la punta de lanza de un nuevo paisaje social, mucho más variado y diverso. Asoman ya en casi todos los segmentos y sectores de la sociedad y están poniendo patas arriba el concepto de ser español.
“Existe todavía una idea preconcebida de lo que es ser español. Y se fomenta. Ser español es ser blanco, educado, de clase media y que te guste la paella y el fútbol; que por cierto, me gustan. Pero en esa ecuación no entra ser negro”. Lo dice El Chojín, rapero, de Torrejón de Ardoz (Madrid), hijo de guineanos. Y negro.
Héctor Cebolla, profesor de Estructura Social de la UNED y especialista en la materia, matiza: “Existen dos Españas en este asunto: una sería la de los mayores de 60 años, a quien les cuesta ver a los hijos de inmigrantes como españoles y otra la de menores de 40, quienes lo ven con mayor normalidad”. Y Alejandro Portes, catedrático en Sociología en la universidad de Princeton y coautor de la Investigación Longitudinal sobre la Segunda Generación en España, concluye: “La sociedad española es relajada. No hay unos criterios muy fuertes de cómo ser español”.
Laila Sherroukh, española hija de marroquíes.ampliar foto
Laila Sherroukh, española hija de marroquíes.  EL PAÍS
Hacia un paisaje diverso
Según el estudio realizado por Alejandro Portes y llevado a cabo por el Instituto Ortega y Gasset, el 80% de los hijos de inmigrantes nacidos en España se sienten españoles. Un porcentaje muy elevado si lo comparamos con, por ejemplo, el 6% que se da en Estados Unidos, también según el catedrático Portes. “Es importante que se sientan integrados y es esencial que el resto de la sociedad española los perciba como españoles, porque eso puede definir lo que van a ser”, explica el sociólogo Héctor Cebolla. “Un porcentaje alto de sentimiento de pertenencia -retoma el profesor Portes- previene desafecciones que pueden empujar a estos jóvenes a unirse en comunidades cerradas, muchas veces de espaldas a la sociedad, como ocurre con las pandillas en Estados Unidos o guetos en Francia”.
No existen datos exactos de cuántos hijos de inmigrantes nacidos en España hay actualmente en nuestro país. Es una cuestión delicada ya que, a todos los efectos, se trata de habitantes españoles: la estadística tendría que realizar una distinción étnica o de origen. Sí sabemos que, hoy y según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), hay en España 4,4 millones de extranjeros censados.
El Chojín, rapero, de Torrejón de Ardoz (Madrid), hijo de guineanos.ampliar foto
El Chojín, rapero, de Torrejón de Ardoz (Madrid), hijo de guineanos.  EL PAÍS
A partir de esto se puede hacer una aproximación: el INE señala que, durante el año 2015, nacieron en España casi 75.000 niños y niñas con al menos un padre extranjero. La inconsistencia de esta cifra es que no recoge los nacimientos de niños de padres inmigrantes con nacionalidad española. En cualquier caso, puede servir para hacernos una idea cuál es número de españoles de origen extranjero que nacen cada año. Y comprobar que la transformación de la sociedad española es un hecho.
Españoles con asterisco
“Nunca he sentido discriminación”, cuenta Yanice De Britos, madrileña de origen caboverdiano. Nos recibe en su casa de un barrio popular del sur de Madrid. Con 17 años, le queda uno para comenzar su carrera hacia la abogacía, su meta profesional. “Pero tampoco siento que me vean como una más. Sé qué debo responder cuando me preguntan de dónde soy. Siempre digo: ‘española, pero mi familia es de Cabo Verde’. Me sale solo, porque ya me sé de memoria las preguntas que me van a hacer si contesto solo ‘española”.
Le ocurre algo parecido a Laila Sherroukh, hija de marroquíes. En su caso, la suspicacia no viene por el color de su piel, sino porque usa velo. Es musulmana y estudia periodismo en la Universidad Complutense: “Una vez en clase estábamos debatiendo sobre la monarquía. El profesor era monárquico y casi todos los alumnos estábamos en contra. Yo levanté la mano y opiné en contra de la monarquía. El profesor me preguntó: ¿de dónde eres? Yo le dije: española. Y el profesor me dijo: ¿ya, pero de dónde? Eso no me gustó, así que le dije: madrileña. Y él insistía: pero tu familia, ¿de dónde viene? Al final le dije lo que quería oír, que vienen de Marruecos, y sabía que me lo preguntaba para decirme algo de la monarquía marroquí. Me dijo algo de Mohamed VI y yo pensaba, ‘¿pero a mí qué me cuentas de Mohamed VI, si yo soy española y estoy opinando sobre mi monarquía? ¡Yo no tengo ni idea de Mohamed VI!”.
Quan Zhou Wu, criada en Málaga. Su familia es de la provincia de Zhejiang,ampliar foto
Quan Zhou Wu, criada en Málaga. Su familia es de la provincia de Zhejiang,  EL PAÍS
Quan Zhou Wu nació en Algeciras y se crio en Málaga. Su familia es de la provincia de Zhejiang, en China. En el ático del centro de Madrid en el que vive, y hojeando orgullosa su novela gráfica ‘Gazpacho Agridulce’ (en la que trata el tema de la identidad de los hijos españoles de familias chinas) explica que “la sociedad española me ve china, no española. Me ven los ojos y ya está. Alguno hasta me dice que me nota el acento chino. ¡Pero si ni siquiera sé mandarín! Yo con mis padres hablo el dialecto de nuestra provincia. No sé hablar chino”. Y en su queja aparece marcado su acento andaluz.
El rapero Chojín, sentado en su estudio de grabación donde prepara su próximo disco, coincide: “Uno no es de donde quiere, sino de donde le colocan. Así que yo soy español con asterisco. En la sociedad española todavía no hay conciencia de ser español y no ser blanco. No me preguntan de dónde soy, me preguntan que, si soy español, por qué soy negro. Es como que algo les falla. ‘Sí, eres español, pero…”.
Yanice De Britos, madrileña de origen caboverdianoampliar foto
Yanice De Britos, madrileña de origen caboverdiano  EL PAÍS
Laila retoma: “Allí donde voy tengo que aclarar que soy española. Alguna vez me han dicho: ‘qué bien hablas español’. Hombre, es que soy española…”.
“El primer día que salí con velo estaba emocionada. Era mi primera decisión sin tener en cuenta el qué dirán. Alguno ha llegado a decirme: ‘si te quieres poner el velo, vete a tu país’. Y yo pienso, pero si este es mi país. Si quieres me voy al Gregorio Marañón, el hospital donde nací”, cuenta Laila.
Quan, de padres chinos, se ríe al tocar el tema: “A veces me dicen ‘qué maja eres, no pareces china’. Como que soy de Algeciras. La gente es muy pesá”.
Identidad líquida
“La identidad no es un tótem inamovible. Va cambiando, se va adaptando. Pasa por distintas etapas”. Lo explica la socióloga Rosa Aparicio, coautora del estudio junto con Alejandro Portes.
En el proceso de colocar y organizar sus raíces, estos chicos y chicas suelen pasar por distintas fases que van desde la negación de sus orígenes en su edad escolar hasta el orgullo de su cultura primigenia cuando maduran.
Álex Tumailla, de familia ecuatoriana y estudiante de 19 años, cuenta que “cuando era chaval me ponía en pie y la mano en el corazón cuando hablaba el Rey en la televisión. Yo creo que era una necesidad desesperada por sentirme integrado y aceptado. Hoy me da igual. Me siento uno más en el mundo y con eso tengo suficiente”.
Álex Tumailla, de familia ecuatoriana y estudiante de 19 años.ampliar foto
Álex Tumailla, de familia ecuatoriana y estudiante de 19 años.  EL PAÍS
“Cuando era pequeña me preguntaba a mí misma qué era yo, porque en el colegio se metían conmigo, me decían ‘chinita”, dice Quan. “Durante mi infancia rechacé todo lo chino, porque solo me daba problemas: no podía hacer la comunión y tener regalos, no comía comida española, no me dejaban salir con chicos españoles… Hasta que crecí no acepté mi lado chino. Y ahora me enorgullezco de tener dos culturas”, cuenta “Los chinos de nuestra generación somos la generación banana: amarillos por fuera y blancos por dentro”.
Laila, sentada en un aula de la facultad de Periodismo de la Complutense, coincide: “Uso velo y esto es un añadido muy grande para que no te consideren española. Al verme con pañuelo, me identifican e incluye en una nacionalidad, pero mi pañuelo no representa una nacionalidad, representa una fe. Decidí ponérmelo cuando tenía 18 años y fue la decisión más dura de mi vida. Mi madre no quería que me lo pusiera, porque tenía miedo que me causara problemas, que me rechazaran por ello. Pero yo sentía que quería llevarlo. Siempre renegué de mis creencias por miedo, y cuando las acepté, me sentí plena conmigo misma”.
La cultura familiar, la relación con los padres, es un factor importante para la identidad de estos nuevos españoles. Alejandro Potes explica que “los inmigrantes árabes y chinos tienen más miedos y temores para con sus hijos: los árabes suelen mostrar temor a que sus hijos sean rechazados. Los chinos tienen un choque cultural muy fuerte, que hace que aten a los hijos en corto y suelen querer que sigan con los negocios familiares”.
“Durante toda mi vida he tenido que sacar sobresalientes —explica Quan—, si en alguna asignatura sacaba nota baja, mis padres ya me proponían dejar los estudios y trabajar en el restaurante”.
Formación brillante
Los cinco testimonios recogidos son o fueron brillantes estudiantes. Yanice, Quan, Álex, Laila y Chojín llenan y llenaron de sobresalientes sus cartillas de notas. “Mi padre me repetía: tienes que estudiar más y mejor para llegar al mismo sitio que tus compañeros”, recuerda Chojín. “En realidad lo que me venía a decir es que estudiara como un blanco, para poder ser un español normal”.
La, en general, excelente formación de los hijos de inmigrantes señala que su adaptación escolar en España ha sido buena y predice que en pocos años ocuparán puestos cualificados. “Dentro de 10 o 15 años el paisaje social y laboral en España será distinto por completo”, explica Alejandro Portes. “Porque estos chicos se están formando y lo están haciendo muy bien. Y enseguida van a acceder a puestos cualificados. Pronto va a haber muchos trabajadores cualificados de diversos orígenes”.
“La buena noticia, aunque parezca una paradoja, es que los datos señalan que los estudiantes hijos de inmigrantes están teniendo éxitos y fracasos en la misma medida que los autóctonos. Es decir, sufren desigualdades, pero no por el hecho de ser hijos de extranjeros, sino porque se han incorporado a una sociedad que ya las padecía. Esto nos muestra que ya forman parte de nuestra sociedad con normalidad”, explica Héctor Cebolla.
La metamorfosis del concepto español está cerca de completarse. Pronto habrá abogados, profesores, policías o diputados chinos, musulmanes, negros y latinos. Todos ellos, claro, españoles. Los nuevos españoles.