martes, 17 de diciembre de 2013

Feliz año por DENISA

Cuentos para niños malos

Cuentos para niños malos

Esta Navidad pienso regalar cuentos infantiles. Pero sólo cuentos políticamente incorrectos.
Mi autor infantil favorito, Roald Dahl, es uno de los más irreverentes. Su cuento Matilda, con el que Danny DeVito hizo una película, es un alegato contra la familia y el colegio. El padre de Matilda es repulsivo. Odia la lectura y ama la televisión. Se dedica a las estafas de poca monta. Y cuando tiene que huir de la policía, no le importa abandonar a su hija. Pero mucho peor es la directora de la escuela, la temible señorita Trunchbull, que simplemente odia a los niños y dedica su institución a torturarlos.
Otro cuento de Dahl, Las brujas, aterrorizaría a cualquier chico, y a muchos de sus padres. Las brujas son calvas, tienen garras en vez de manos, y se organizan en un siniestro sindicato internacional para eliminar a los niños de la faz de la tierra. Y en el más popular de sus libros, Charlie y la fábrica de chocolate, Dahl pinta castigos horrendos e irreversibles para los niños que se portan mal.
Los autores de libros infantiles sabemos que hoy día no se puede escribir nada de esto. Los editores están en guardia contra cualquier sospecha de valores inadecuados. Los libros infantiles no son considerados objetos de placer o entretenimiento, sino modelos de conducta. Las familias descritas deben ser agradables, y las profesoras, atentas. Los niños no deben recibir castigos, sino aprender la lección mediante el diálogo. Y los malos tienen que perder miserablemente, aunque sin violencia.
El férreo control de contenidos editoriales infantiles no protege a los niños, sino a los padres
Todos esos principios son muy loables, pero pueden producir libros aburridos. Por el contrario, a lo largo de la historia, los cuentos infantiles han sido bastante irreverentes, incluso crueles. Pulgarcito, por ejemplo, debe ser la pesadilla de un educador. Sus padres lo abandonan en medio del bosque para no tener que alimentarlo, y él engaña al ogro para que decapite a su vez a sus propios hijos. Finalmente, Pulgarcito le roba sus tesoros al ogro. Y sólo gracias al botín, sus padres lo vuelven a recibir en casa, porque el niño ya sale rentable.
Con notable frecuencia, estos cuentos son censurados y reescritos. Hace un par de años compré un ejemplar en el que Pulgarcito no era abandonado, sino que se perdía en el bosque. Por su parte, el ogro no tenía familia y moría por accidente. Así, el botín de Pulgarcito ya no era producto de un robo, sino, digamos, de haberse encontrado un tesoro sin dueño tirado por ahí.
Pero los “malos ejemplos” están por todas partes: ¿Qué hacemos con la bruja antropófaga que muere quemada en Hansel y Gretel? Podríamos ponerla vegetariana, y matarla de una neumonía. ¿Y los valores sexistas de los cuentos de princesas? Quizá en vez de princesas deberíamos poner ejecutivas de transnacionales. ¿Y qué hay del prejuicio contra las familias modernas en Cenicienta? A lo mejor, en vez de madrastra, la mala debe ser “una amiga de la familia”. Así nos aseguraríamos de transmitir valores sanos… Y cuentos insoportables.
Pensemos qué pasaría en la gran literatura si tuviese que limitarse a las lecciones edificantes. A lo mejor debemos cambiar al pederasta de Lolitapor una tía cariñosa. Y darle a Madame Bovary una vida sexual sana y satisfactoria. Y en vez del ejecutivo asesino en serie de American psycho, tendríamos que poner a un jardinero macrobiótico. ¿Absurdo? ¿Y por qué no es absurdo con los niños? ¿No confiamos en ellos?
No. No confiamos en nosotros mismos.
El férreo control de contenidos editoriales infantiles no protege a los niños, sino a los padres. Tenemos miedo de las preguntas incómodas. Nos asusta ser incapaces de explicar por qué esos padres abandonan a sus hijos o esas madrastras son malas (aunque durante siglos ha bastado la frase “porque es un cuento, hijo”). En suma, tenemos miedo de hablar con nuestros propios hijos. Pero precisamente para eso se hacen los libros: para pensar, imaginar y discutir.
Si eliminamos de los libros todo lo que nos parezca inapropiado, no salvaremos a nuestros hijos de las malas ideas. Al contrario, los volveremos incapaces de reconocerlas. Lo que sí lograremos es que los chicos abandonen la lectura y se entreguen a la PlayStation, donde pueden matar a un montón de gente sin que nadie se queje.

domingo, 1 de diciembre de 2013

Cuidado resbala, documental sobre los cuidados



Animación para el documental 'Cuidado Resbala' from How audiovisual & multimèdia on Vimeo.
Animación para el documental 'Cuidado Resbala' from How audiovisual & multimèdia on Vimeo.

“Según estadísticas, el 90% de las labores conocidas como trabajo doméstico son realizadas por mujeres, que reciben el nombre de amas de casa. Si no se dispone de tiempo y sí de dinero, existe una opción B: contratar a otra mujer para que realice el trabajo, la cual recibe el nombre de empleada del hogar“. Éste es uno de los testimonios que componen el documental ¡Cuidado, resbala!, presentado en la pasada edición del Festival de Cine de Málaga, en el que se analiza la situación de una realidad fundamental para el desarrollo de la sociedad, pero generalmente olvidada por el conjunto de ésta, y en el que la desigualdad y el trato discriminatorio están a la orden del día. La cinta pretende ser una “herramienta para el debate”. Estas labores son esenciales para el mantenimiento de la vida, y sin embargo no son reconocidas como se merecen. Es lo que está en la base de toda la sociedad” “El 80% de estas labores de cuidado recaen sobre las mujeres. A su vez, entre el 70 y 80% de las mismas son mujeres migrantes” “A pesar de que la situación de la mujer en la sociedad es mejor que hace 50 años, durante los últimos 3 hemos experimentado una enorme regresión, como por ejemplo ocurre con la reforma de la Ley del Aborto”

¿Pero quién defiende las cuchillas en la valla de Melilla?

¿Pero quién defiende las cuchillas en la valla de Melilla?

Parlamentarios del PP y los partidos de la oposición rechazan la recolocación de las concertinas

También se oponen los sindicatos de la policía y la Asociación Unificada de la Guardia civil

La Defensora del Pueblo, Soledad Becerril, tacha la iniciativa de "barbaridad"

Operarios instalaban ayer viernes alambres con cuchillas en la valla de Melilla. / ANTONIO RUIZ (EL PAÍS)
No abundan los defensores de la recolocación de las cuchillas en la valla que separa a Melilla de Marruecos –que estará terminada a fin de mes, según la previsión del Ministerio del Interior- incluso en las filas del Partido Popular que gobierna la ciudad autónoma.
Carmen Dueñas, secretaria regional del PP y senadora por Melilla, mostró el miércoles su disconformidad con la instalación de esos instrumentos lesivos, llamadas técnicamente concertinas, que provocan cortes en los miembros y, a veces, en los rostros de los subsaharianos que tratan de saltar la verja para acceder a la ciudad. Alguno se ha desangrado atrapado en el alambre entremezclado con cuchillas.
“Debemos poner medios en la seguridad, pero nada que dañe la vida de las personas que vienen en busca de un mundo mejor”, declaró Dueñas.
Sus palabras están en sintonía con las del diputado popular de Ceuta, Francisco Márquez, que también se desmarcó de la iniciativa del Ministerio del Interior español. “(...) debe de haber otros medios con la misma efectividad y menor capacidad de daño físico”, recalcó.
La reacción más significativa fue el silencio que guardó, el jueves, el director general de la Policía, Ignacio Cosidó, cuando fue preguntado por la prensa durante su visita a Melilla. Prefirió no pronunciarse porque, dijo, la policía no tiene competencias en el perímetro fronterizo. Cosidó ejerce un cargo político y como tal puede comentar asuntos que trascienden a la policía.
Abdelmalik el Barkani, el delegado del Gobierno en Melilla, ha sido hasta ahora el más acérrimo abogado de las cuchillas secundado por el secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez y Conrado Escobar, portavoz de Interior del PP en el Congreso de los Diputados.
Escobar recordó, entre otras cosas, que fue el Gobierno socialista el que decidió colocar las concertinas a finales de 2005, cuando Melilla padeció una fuerte presión migratoria. El presidente Rodríguez Zapatero ordenó, sin embargo, su retirada al año siguiente a la visita de las lesiones que causaban.
El conjunto de los partidos españoles de oposición, desde el PSOE hasta IU pasando por UPyD, Equo y la formación musulmana de Melilla (CPM), han exigido la retirada de las cuchillas así como varias ONG y la Defensora del Pueblo, Soledad Becerril. De "barbaridad" tachó Becerril la iniciativa.
Los sindicatos de policía y la Asociación Unificada de la Guardia Civil(AUGC), cuyos agentes están desplegados en la valla, también están en contra. Estos declaran “estar hartos de ver morir a personas por intentar pasar la frontera”. “No estamos dispuestos a ver a más [subsaharianos] colgados y desangrados por las concertinas de la valla”, añaden. “Los guardias civiles sufrimos un estrés innecesario al ver muertos por causas evitables”, concluyen.

El Ministerio del Interior reintroduce las cuchillas en la verja de Melilla

El Ministerio del Interior reintroduce las cuchillas en la verja de Melilla Las hojas afiladas provocan profundos cortes en las manos y las piernas de los inmigrantes IGNACIO CEMBRERO Madrid 31 OCT 2013 - 21:04 CET2960
Es como una vuelta al pasado, a hace unos seis años. El Ministerio del Interior vuelve a colocar en lo alto de la doble verja que rodea Melilla las llamadas concertinas, es decir unas cuchillas que se entremezclan con los alambres. Se quitaron en 2007 porque provocaban profundos cortes en las manos y piernas de los subsaharianos que trataban de entrar en la ciudad autónoma escalando la verja. Hubo protestas de ONG españolas e internacionales. Su instalación y la elevación de la verja de tres a seis metros habían costado unos 30 millones de euros. La presión migratoria sobre Melilla, y en menor medida sobre Ceuta, en lo que va de año, similar a la de 2005, ha incitado a Interior a reintroducir unas cuchillas que el propio presidente José Luís Rodríguez Zapatero se comprometió a quitar en 2006 después de haber ordenado su colocación un año antes. Se demostró que eran lesivas para los inmigrantes. Fueron finalmente retiradas en 2007 y sustituidas por una sirga tridimensional, a veces descrita como la tercera valla.

 Resto de la vestimenta de inmigrantes que intentaron saltar la valla en noviembre de 2005. / BERNARDO PÉREZ
Ahora no van a ser desplegadas a lo largo de los nueve kilómetros de valla sino en aproximadamente un tercio de su recorrido. “Se situarán en los lugares en los que se ha estudiado” se producen más saltos de inmigrantes, explicó el delegado del Gobierno en Melilla, Abdelmalik el Barkani. No desveló su ubicación exacta. Los trabajos han empezado ya y acabarán a finales de mes.
“La reintroducción de cuchillas en el perímetro de Melilla representa una asombrosa vuelta a los orígenes de la oscura tradición fortificadora”, escribe en su blog Xavier Ferrer, experto en fronteras y profesor de geografía de la Universidad Autónoma de Barcelona. “Asistimos a un palpitante maridaje de innovación y tradición (...)”, asegura.
Para reforzar la verja se va a colocar además una malla metálica en la que los subsaharianos no podrán introducir sus dedos para trepar. La Guardia Civil dispondrá de un segundo helicóptero mientras que el primero ha sido equipado con una cámara térmica y un potente foco que barre de noche el territorio marroquí. El instituto armado cuenta además con dos Módulos de Intervención Rápida que se desplazan para repeler los asaltos.
En Ceuta, donde se ha producido muchas entradas por mar, está previsto prolongar el espigón para dificultar el acceso a la playa donde llegan a nado. Como esa obra lleva tiempo es posible que se instale provisionalmente un pantalán flotante que cumpla la misma función.