martes, 29 de enero de 2019

Bodas en España


Estados de ánimo, emociones


Pakistán, datos sobre su cultura

“El filósofo escocés David Hume escribió: “la costumbre constituye la guía fundamental de la vida humana”.                              
 El conocimiento de las costumbres supone una guía importante para comprender el alma de un país y de sus gentes.”.

Matrimonio y familia La elección individual de pareja para casarse no es la práctica habitual, ya que los matrimonios todavía son arreglados en la mayoría de los casos. Los compromisos formales pueden durar entre algunos meses y varios años, dependiendo de la edad de la pareja. En algunos casos, la novia y el novio no se conocen hasta el día mismo de la boda. Los paquistaníes consideran que el matrimonio no es sólo la unión de dos personas, sino también la unión de dos familias. Ambas familias participan en los preparativos de la boda. Un Qazi, o juez, formaliza el contrato matrimonial entre las dos familias. Los rituales de la boda son complejos y los hombres y las mujeres suelen celebrarlos por separado.
 Aunque la progresiva modernización del país ha introducido la participación de la mujer en la vida pública, el hombre es considerado el jefe de la familia. Es habitual que los miembros de la familia extensa —el padre y la madre, los hijos y sus familias— vivan juntos en la misma casa. El varón que preside la familia tiene una influencia considerable sobre las vidas de todos sus miembros, aunque las mujeres están empezando a desempeñar un papel más activo en la toma de decisiones. La ley islámica permite que un hombre tenga hasta cuatro esposas si puede cuidar de todas ellas por igual, pero pocos paquistaníes pueden tener más de una. Los mayores gozan de un gran respeto.
 Las familias nucleares suelen ser grandes; la media es de 3,94 hijos por mujer (2004 estimado). El gobierno promueve la planificación familiar para tratar de frenar el crecimiento de la población.
 Las comidas
 El alimento principal de la dieta paquistaní es el chapati o roti, un pan sin levadura similar al pan de pita. La comida paquistaní suele llevar especias y aceite en abundancia. Los musulmanes practicantes no comen cerdo ni beben alcohol y hay leyes civiles muy estrictas sobre la venta y el consumo de bebidas alcohólicas. En las comidas se suele consumir un tipo de yogur, y el arroz forma parte de muchas comidas y postres. Dos platos habituales son el pulla’o (arroz ligeramente frito con vegetales) y el biryani (arroz con carne, vegetales y especias). El kheer es un tipo de budín de arroz.
 Sólo las familias más ricas pueden comer carne (por lo general carnero, cordero, vaca o pollo) y pescado con regularidad. Para las bodas se suele servir pollo al curry. Hay diferencias regionales significativas en la cocina. Por ejemplo, los curries y los condimentos fuertes son propios del sur, mientras que en el norte es más habitual cocinar a la parrilla. El kabab, tiras o trozos de carne asados en una parrilla abierta y ensartados en un pincho, se cocina con o sin especias y se prepara de diversas maneras. Las verduras y las frutas forman parte importante de la dieta. Entre los tentempiés más habituales figuran las samosas (triángulos de pasta frita rellenos de vegetales) y las pakoras (vegetales enharinados y fritos). El té es la bebida más popular.
Los musulmanes usan sólo la mano derecha para comer. En las áreas urbanas mucha gente come en la mesa y con cubiertos, pero en las rurales las personas se sientan en el suelo. Siempre que es posible, la familia se reúne para comer. El chapati se usa para recoger la comida y llevarla a la boca. Es costumbre que el padre dé de comer a los niños y la madre a los bebés. En los grupos grandes, los hombres y las mujeres comen en zonas separadas. Las familias extensas suelen reunirse para compartir grandes comidas. Durante el mes del Ramadán, los musulmanes no comen ni beben entre la salida y la puesta del Sol. Comen juntos por las noches, que son también ocasiones para hacer visitas y elevar plegarias. Durante el Ramadán, es una muestra de consideración por parte de los no musulmanes no comer ni beber durante el día delante de los que sí lo son.
 Hábitos sociales
 Darse la mano es la forma más común de saludo en Pakistán, aunque los amigos íntimos pueden abrazarse cuando se encuentran después de una larga ausencia. Las mujeres acostumbran a saludarse con un apretón de manos o un abrazo. No se considera apropiado que un hombre dé la mano a una mujer o que la toque en público. Los saludos suelen incluir preguntas bastante dilatadas sobre la salud y la familia del otro. En Pakistán, el saludo más común es Assalaam alaikum (Que la paz sea contigo). La respuesta es Waalaikum assalaam (Y también contigo). Adiós se dice Khodha haafiz. Los amigos varones pueden caminar de la mano o con el brazo por encima del hombro del otro.
 Hay una larga tradición de hospitalidad en Pakistán, y los amigos y los parientes se visitan con frecuencia. Los anfitriones se precian de procurar que los invitados se sientan bienvenidos, y siempre que es posible saludan a cada persona por separado. A los visitantes se les suelen ofrecer café, té o refrescos y se los puede invitar a comer. La costumbre es aceptar, aunque se puede declinar la invitación ofreciendo una explicación cortés. Si se conoce bien a los anfitriones o si se trata de una ocasión especial, los invitados suelen llevar fruta, dulces o un regalo para los niños o para la familia en general, pero cualquier cosa de valor puede incomodar a los anfitriones. Lo habitual es conversar antes de una comida y quedarse, por lo menos, media hora una vez terminada la comida. En los hogares tradicionales, los hombres y las mujeres no hacen vida social juntos, pero actualmente entre los habitantes cultos de la ciudad es común que ambos sexos compartan las actividades sociales.
 Entretenimiento
 El críquet, el hockey sobre hierba y el squash, introducidos durante el período colonial británico, se cuentan entre los deportes más populares. Entre los deportes tradicionales de Pakistán figuran un tipo particular de lucha en equipo llamado kabaddi y el polo, que fue adoptado por los británicos. En el kabaddi se enfrentan dos equipos. Un jugador marca a un contrario; a continuación, trata de volver a su equipo mientras su oponente intenta impedírselo luchando para derribarlo hasta que se acaba su tiempo. A los paquistaníes también les gustan el fútbol y el tenis. Ir al cine, ver la televisión y los vídeos, las meriendas campestres, escuchar música y visitar a los amigos y familiares constituyen formas de entretenimiento populares.
 Fiestas
 Entre las fiestas seculares están el Día de Pakistán (23 de marzo); el Día del Trabajo (1 de mayo); el Día de la Independencia (14 de agosto); el Día de la Defensa de Pakistán (6 de septiembre); el aniversario de la muerte de Quaid-i-Azam, o Muhammad Alí Jinnah, el fundador de la nación (11 de septiembre); el Día de Allama Iqbal (9 de noviembre); y el nacimiento de Quaid-i-Azam (25 de diciembre).
 Las celebraciones islámicas siguen el calendario lunar y todos los años caen en fechas diferentes. Las más importantes son: Eid-ul-Fitr, de tres días de duración y con la que termina el mes de ayuno del Ramadán; Eid-ul-Azha (Fiesta del Sacrificio), que conmemora la disposición de Abraham a sacrificar a su hijo, así como el peregrinaje (haj) a La Meca; y Eid-i-Milad-un-Nabi, el aniversario del nacimiento del profeta Mahoma. Durante las noches del Ramadán muchas ciudades organizan ferias y otras celebraciones. Durante el Shab-Barat, que precede al Ramadán los musulmanes paquistaníes piden a Dios, conocido como Alá, que perdone a sus seres amados muertos. Es una noche para orar en las mezquitas, leer el Corán y visitar las tumbas. Se cree que es el momento en que Alá decide los destinos de las personas para el año siguiente. También se encienden fuegos artificiales, se ilumina el exterior de las mezquitas y se da comida a los necesitados.

domingo, 13 de enero de 2019

Escritora marroqui muy recomendable

 ©Rodrigo Diaz Wichmann
©Rodrigo Diaz Wichmann

Najat El Hachmi

Marruecos, 1979
Najat El Hachmi nace en Marruecos, cuando su padre ya había emigrado a Cataluña, y a los ocho años se traslada a vivir a Vic. Es licenciada en filología árabe por la Universidad de Barcelona. Escribe desde los once años, al principio como entretenimiento, pero poco a poco la escritura se fue convirtiendo en una vía para canalizar la inquietud de sentirse de dos sitios a la vez y en una manera de acercar estos dos mundos a los que pertenece. En 2004 publicó el libro Yo también soy catalana. Asimismo, colabora como tertuliana radiofónica y publica artículos en la prensa escrita. El último patriarca recibió el Premio Ramon Llull 2008, el Prix Ulysse a la primera novela 2009 y fue finalista del Prix Méditerranée Étranger 2009; y ha sido traducida a numerosas lenguas, como el inglés, francés, italiano, portugués, turco, rumano y árabe.

Madres de leche y miel


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Entre dos mundos: la vida de una mujer nacida en el Rif que se ve obligada a emigrar sola con su hija de ocho años.
Sinopsis de Madre de leche y miel:
Madre de leche y miel narra en primera persona la historia de una mujer musulmana del Rif, Fátima, que ya adulta, casada y madre, deja atrás a su familia y el pueblo donde ha vivido siempre, y emigra con su hija a Cataluña, donde lucha para tirar adelante. En esta historia se narran las dificultades de esta inmigrante, además del desajuste entre todo lo que ha vivido hasta ahora, y en lo que creía, y este nuevo mundo. También se narra su lucha para tirar adelante y dar un futuro a su hija.
Articulada como un relato oral en que Fátima vuelve al cabo de los años de visita a la casa familiar y cuenta a sus siete hermanas todo lo que ha vivido,
Madre de leche y miel nos ofrece una visión profunda y convincente de la experiencia de la inmigración desde el punto de vista de una mujer musulmana, madre, que vive sola, sin el apoyo de su marido. Y a la vez nos ofrece un fresco completo de lo que supone hoy en día ser mujer en el mundo rural musulmán.

Súplica al mar

REVISTAS LITERARIAS ESPAÑOLAS

«Súplica a la mar» de Khaled Hosseini

Editorial: Salamandra
Nº de páginas: 48
ISBN: 9788498388954
Reseñado por Sany Garcés
Este es de los autores que me provocan emociones contradictorias porque me encanta como escribe, pero sufro tanto con sus novelas que nunca me pongo de acuerdo conmigo misma en sí me gusta o no o cuando no me gusta o si lo leería. Vamos que me hago siempre un lío aunque termine leyendo todo lo que escribe y publica.
Es terminar de leer alguna de sus novelas o releer trozos que me gustan especialmente o que en su momento me transmitieron algo y tiempo después los he vuelto a releer y entendí o sentí algo por completo diferente, para después pasados unos días cambiar de idea y pensar que fue muy duro, que no hubiese estado mal contarlo de otra forma, menos cruel. Porque claro, soy humana y la sensibilidad la llevo a flor de piel.
Pero también reconozco que no soy objetiva. Que escribe muy bien y las cosas que cuenta, las tiene que narrar así, no las puede edulcorar, disfrazar ni ocultar. Que ya que él ha llegado a millones de lectores, tiene la oportunidad de enseñarnos otras culturas, otros estilos de vida y creencias, que no por ser diferentes son malos. Pero también nos muestra otra realidad muy dura pero necesaria de contar y que la conozcamos.
Y como no podía ser de otra forma Súplica a la mar no es diferente. Engañaría si dijera que me ha gustado, no. Desde mi punto de vista es un libro necesario pero no es un libro con el que podamos disfrutar aunque la portada sea preciosa y nos de buenas sensaciones porque si analizamos el título ya vemos por donde pueden ir los tiros.
Son 48 páginas, con unos dibujos que hablan por si solos. Con muy poco texto que contrasta muchísimo con los dibujos que me resultaron impactantes en contraste con el texto que resulta hasta poético. Son frases muy cortas, directas. Llenas de ternura, amor y de gran sencillez. Pero escritas en un fondo que encierra tanto pesar, amargura y desesperanza que en conjunto su lectura me desconcertó muchísimo.
Desde mi punto de vista si merece la pena por cómo es y por lo que cuenta y todo lo que representa, pero eso sí, hay que tener en cuenta cómo es. Que son 48 páginas que pesan luego en la mente mucho más que si fuera una enciclopedia de las antiguas.
No era lo que esperaba aunque conociendo la obra de este autor no sé por qué me asombra. Me dejó una sensación muy rara en el cuerpo.