jueves, 16 de junio de 2011

¿SImbad o el cowboy? Fátima Mernissi

1.- ¿Por qué tenemos miedo al extranjero? Porque tememos que nos agreda y nos lastime. Todos tenemos miedo al Cowboy porque si un desdichado extranjero se acerca a sus fronteras, automáticamente saca sus revólveres. Sin embargo, no tenemos miedo a Simbad el Marino porque en los Cuentos de las mil y una noches, los Ouççaç (narradores públicos) contaban, en el Bagdad del siglo IX, que la suerte de poder viajar a islas lejanas y comunicarse con los extranjeros, le daba placeres y beneficios. En la civilización del Cowboy el extranjero siempre es el enemigo porque el poder y la gloria proceden del control de las fronteras; en la de Simbad, sin embargo, el diálogo con el extranjero enriquece.

1.1.- Simbad es lo contrario de un emigrante. Siempre regresa a su punto de partida, que es Bagdad. En sus siete viajes, sale en barca de Bagdad, Tigris abajo, hasta el puerto de Basora, desde donde parte, cuando el monzón sopla de occidente a oriente, a bordo de navíos, repletos de mercaderes árabes o persas, que surcan el océano Ìndico hasta los puertos de las islas de Malasia, Indonesia y China. Simbad, y los mercaderes que lograban sobrevivir a los naufragios, permanecían en los puertos asiáticos seis u ocho meses, esperando la estación en la que el monzón fuera favorable y soplara del este hacia el oeste. Pero Simbad no era una mera ficción, representaba a una clase de mercaderes de Bagdad que obtenía riqueza y placer de los viajes y de la comunicación con el extranjero:

1.1.1.- Prueba de ello es que, si consultan un diccionario francés o inglés, comprobarán que la palabra monzón es de origen árabe, viene de mawassim (estaciones).

1.1.2.- Otra prueba es que Simbad representaba a toda una civilización de viajeros-comunicadores y que la islamización de Malasia, Indonesia y parte de China no se logró con ejércitos, sino fundamentalmente gracias a los mercaderes Sufíes que hablaban de su nueva religión: un Islam donde el extranjero es el mejor aliado, un Islam Sufi que se resume en las tres postales que les han repartido:
Postal N°l-Versículo 34 de Surat 41: "Responde a la agresividad con bondad".

Postal N°2-Ibn´Arabi: "El ojo es como un espejo: el espejo es único pero, en el ojo del que mira, las imágenes son múltiples".
Postal N°3-Ibn´Arabi: "Mi religión es el amor" lo que significa que si el jefe me dice que el Islam es la violencia, está hablando de otra religión, no de la mía.

2.- Pero ¡Cuidado! No identifiquen automáticamente al Cowboy con la civilización americana y a Simbad con la árabe; de lo que yo quiero hablar aquí es del modelo de extranjero: ¿quién tiene el increíble poder de controlar nuestro imaginario haciéndonos percibir al extranjero como un ser maléfico (modelo Cowboy) o bondadoso (modelo Simbad)? Quiero sugerir la hipótesis de que nuestro modelo de extranjero nos viene impuesto por los intereses de la élite que controla el estado y su máquina burocrática; si Simbad representa un héroe en el Bagdad del siglo IX y, concretamente en el reinado del Califa Harun er-Rachid, es porque en aquel momento el Estado era todavía incipiente y la élite dirigente podía acumular riquezas y poder gracias a un Islam que en esencia era una estrategia de comunicación.

3.- Pero un siglo más tarde, en la misma dinastía Abasida que seguía reinando en Bagdad, aparece un Califa Cowboy: al-Mu´tadid, que declaró la guerra a Simbad, prohibió a los Musulmanes el acceso a los especialistas que enseñaban el arte del diálogo y censuró los libros que explicaban las técnicas de comunicación. ¿Por qué? Porque nuestro Califa Cowboy tenía a su disposición un formidable Estado con una burocracia imperial creada por los consejeros persas. Los califas árabes, que procedían de la tradición nómada y lo ignoraban todo del estado centralizado, habían encontrado en los Persas a unos campeones de la ingeniería y la burocracia imperial. Mu´tadid, nuestro califa cowboy, disponía de una formidable estructura policial, reforzada con espías, para vigilar a la población de Bagdad y de una temible fuerza militar para vencer al extranjero. Vamos a leer juntos la declaración de guerra del Califa cowboy contra Simbad para poder entender algo muy importante en un planeta condenado a la globalización: el deseo de aterrorizar a los extranjeros nunca es un deseo del pueblo sino de las mafias que fabrican las armas y se las confían a espías y policías:

«Durante ese año 279 de la hégira (siglo X del calendario cristiano) se decretó (nudia) en las calles de Bagdad por orden del Sultán del Islam (sultan al muslimin) alMu´tadid que a partir de ese momento quedaba prohibido a los narradores públicos (quççaç), portavoces de las sectas (turuqiya) y astrólogos apostarse en las calles o hablar en las mezquitas. Y se prohibió a los libreros vender libros de retórica (kalam), filosofía (falsafa) y Jadal (técnicas del diálogo)».
(Fuente : el historiador Ibn Katir en su libro El principio y el fin (Al bidaya wa nihaya), volumen Il, año 279. Ibn Katir en 774 de la hégira , (Siglo XIV)

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