Dakar
La distancia que separa a los hombres de las mujeres es evidente, al menos en el terreno de la ciencia. En Senegal solamente 25 de cada 100 científicos son mujeres, una cifra inferior a la ya ínfima representación global de las mujeres en el campo de la investigación, un 28% según la UNESCO. Ante un panorama tan desolador, constituye una obligación moral, social y política actuar para que esta perspectiva cambie de forma radical.
El pasado 11 de Febrero se celebró el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia proclamado por la Asamblea General de la ONU en el año 2015. Ese día la UNESCO Dakarcongregó a las grandes figuras femeninas que lideran, gestionan e impulsan la investigación y la innovación científica y tecnológica en Senegal para reivindicar el papel de las mujeres en un sector todavía copado por hombres.
“Estamos haciendo grandes esfuerzos, pero todavía no son suficientes” asegura Soukèye Dia Tine, investigadora y profesora en la Universidad Cheikh Anta Diop de Dakar. “El Gobierno quiere reducir la desigualdad e implicar a las mujeres en el ámbito científico. Por eso, además de voluntad política, está demostrando su compromiso a través de una gran inversión y de nuevas medidas” dice Soukèye en representación del Ministerio de Enseñanza Superior e Investigación de Senegal. “Todavía somos muy pocas y esto tiene que cambiar”.
Soukèye, directora financiera de Investigación y Desarrollo Tecnológico, se refiere a La Ciudad del Saber de Diamniadio, un proyecto mastodóntico y sin precedentes en este país con un presupuesto global de casi 70 millones de euros pensado para impulsar la investigación, favorecer la innovación y promover la cultura científica en Senegal. La Ciudad del Saber es un espacio de 14 hectáreas que albergará el Ministerio de Enseñanza Superior e Investigación, la sede del Centro Nacional de Investigaciones Científicas Francés (CNRS), la sede de la Universidad Virtual de Senegal (UVS), la Agencia Nacional de la Investigación Científica Aplicada (ANRSA), o la Plataforma de Apoyo Técnico a la Investigación y a la Innovación para la Emergencia (Patrie), entre otros.
También hizo alusión al programa de reformas diseñado para reducir la desigualdad, compuesto por 11 medidas orientadas a la promoción de la ciencia, la tecnología y la innovación. Quiere convertir las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en el eje central de la enseñanza superior, facilitar el acceso a los estudios universitarios, reorientar el sistema hacia la ciencia y la tecnología y dar un impulso a las formaciones profesionales cortas. “Estas medidas son más generales, persiguen mejorar el rendimiento y la efectividad de la investigación y la enseñanza superior, pero también hay algunas específicas que estimulan la participación de las mujeres en la ciencia” añade. “Para equilibrar la diferencia, se aplica una discriminación positiva en la atribución de becas”, dice Soukèye. “Un 7% de las ayudas están estrictamente reservadas a vosotras, el resto van en función de los resultados y los expedientes. Esta medida garantiza que estén siempre presentes” continúa Soukèye, quien recuerda que casi el 50% de las becas concedidas por el Gobierno en 2016 fueron para mujeres
En Senegal solamente 25 de cada 100 científicos son mujeres
Al encuentro también asistieron otras “leonas de la ciencia”, como dice Rufina Dabo Sarr, representante de INWES, la red internacional de mujeres ingenieras y científicas, y de AFSTech, la asociación de mujeres para la promoción de la ciencia y la tecnología en Senegal. Rokhaya Solange Mbengue vino para compartir las iniciativas de SONATEL, principal grupo de telecomunicaciones en Senegal. Pero también para apoyar y visibilizar a las mujeres en el ámbito científico; igual que Bitilokho Ndiaye, consejera técnica de género del ministro de Correos y Telecomunicaciones, que asistió para mostrar los casos de éxito de mujeres que han desarrollado proyectos tecnológicos innovadores. El taller se completa con un grupo de 50 estudiantes universitarias, ingenieras y emprendedoras que asistieron a las jornadas para que intercambiar conocimientos con sus compañeras y participar en los debates abiertos con las expertas.
“Todas las que estamos aquí compartimos la misma pasión, profesión y el mismo objetivo: queremos promover el trabajo que realizan las mujeres en los distintos dominios de la ciencia y la innovación tecnológica, generalmente silenciado y poco reconocido” afirma Rufina. “Hay muchas oportunidades a las que, por falta de confianza, las mujeres no se presentan a las convocatorias, y eso es un error”, añade su colega Rokhaya Solange Mbengue, directora del departamento de responsabilidad social corporativa de Orange. “Tenéis que presentaros” apela dirigiéndose a las jóvenes asistentes. Rokhaya se refiere al Linguère Digital Challenge, un premio a la innovación de las mejores start-up encabezadas por mujeres que utilizan las TIC.
El concurso está destinado a promover la presencia de las mujeres en el sector tecnológico y a impulsar la presencia femenina en el campo de la innovación. “Este año hemos recibido 41 expedientes en el concurso”, asegura Rokhaya. SONATEL organiza un concurso de start-ups desde hace seis años, y menos del 10% de las candidaturas corresponden a mujeres. Para ella, la razón es que no se sienten incluidas o aludidas por esta convocatoria.
La compañía telefónica se ha sumado a la iniciativa y ofrece varios servicios telefónicos que responden a las necesidades cotidianas que más les preocupan, como el empleo, la salud y la seguridad. Así nace Orange Woman, un programa para impulsar el desarrollo económico y social de las africanas. Además, también han firmado la iniciativa HeForShe, una campaña creada por ONU Mujeres que promueve la igualdad de género en todo el mundo y quiere involucrar a los hombres y a los niños como agentes de cambio.
Más allá de lamentos y denuncias, este grupo de científicas y activistas de la ciencia se reunieron para celebrar un día importante y para recordar que la lucha continúa. La jornada se caracterizó por el debate abierto y el intercambio de perspectivas y propuestas que impulsen el cambio.
Aunque las intervenciones de las expertas guiaron la jornada, el talento y la genialidad no están solo en las veteranas, sino que también abunda en las nuevas generaciones. Youma Fall, con solo 24 años, ha creado Weccio, una aplicación de móvil y una web que promueven el intercambio de libros de texto entre padres, profesores y escuelas de todo el país. Weccio significa intercambio en Wolof, el idioma más hablado en Senegal. “Aquí hay muchas familias sin recursos y se me ocurrió desarrollar una aplicación que permita obtener libros de texto sin necesidad de comprarlos”, dice la joven emprendedora, recién licenciada en ingeniería de telecomunicaciones. En un país como Senegal, donde existen más de 15 millones de abonados, la población total del país no llega a los 16 millones según la ARTP, y el 95% de las conexiones a internet se hacen a través del teléfono. Desarrollar aplicaciones para móvil es el mejor modo de llegar a la población.
Casi el 50% de las becas concedidas por el Gobierno en 2016 fueron para mujeres
Con el mismo espíritu que Weccio nació AAWDI, una plataforma digital para web y móvil que facilita el acceso a las semillas para la agricultura. Dicko Sy, ingeniera agrícola, está detrás. AAWDI es un mercado virtual de semillas que conecta a los agricultores con los vendedores gracias a un sistema de geolocalización y una plataforma USSD (Servicio Suplementario de Datos no Estructurados), un servicio de mensajería similar al de los SMS, aunque es instantáneo y los mensajes no se pueden almacenar. La aplicación hace un seguimiento y un control de calidad de la variedad de semillas disponibles en el mercado senegalés, proporciona una amplia gama de productos y ofrece una comparativa de precios. La agricultura es uno de los sectores clave del país y emplea a casi la mitad de la población activa. Además, el crecimiento económico del 6,4% que experimentó Senegal en el primer trimestre de 2016, se debe en parte al buen funcionamiento del sector agrícola, según el Banco Mundial.
“Todo lo que hagamos es poco, seguimos jugando con mucha desventaja” asegura Soukèye Dia Tine. El problema viene desde abajo y exige grandes reformas estructurales: "Son varios los factores que frenan el desarrollo del sistema educativo senegalés: la tasa de éxito en el bachillerato todavía es muy baja, del 38%; la oferta académica es incapaz de cubrir la demanda y, además, la organización y la gestión son poco racionales”.
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