“Es curioso que los jóvenes, que creemos están más educados en la igualdad, parece que no. Aventajan a los mayores en comportamientos machistas y las chicas consideran normal dejarle al novio el teléfono para que comprueben que no habla con otros. Esa igualdad de género que inculcan no aparece y pasa en todas las clases sociales”. El testimonio de Félix Romero, jefe del grupo de Delitos Tecnológicos de la policía en Sevilla, es esclarecedor.
Para revertir parte de la violencia sexual, y como casi con todas las cuestiones fundamentales del comportamiento, la clave está en la educación, coinciden los expertos. Es la histórica asignatura pendiente para los niños y adolescentes, una formación que asiente los valores del feminismo —la igualdad entre hombres y mujeres—
ese sencillo concepto con tanta dificultad de comprensión este último año. Los educadores han detectado una peligrosa involución en el comportamiento tanto de los chicos como de las chicas, que reflejan una sumisión de estas últimas hacia sus parejas radicalmente opuesta a la ansiada igualdad.
Tras la LOMCE, los partidos políticos tienen ahora una ocasión de oro para potenciar los contenidos en igualdad en el Pacto por la Educación en la subcomisión del Congreso, pendiente ya de establecer conclusiones después de escuchar a 84 expertos, algunos de los cuales han alertado de la relevancia del asunto.
Sandra Moneo, portavoz de Educación del PP en el Congreso, admite: “Sorprendentemente, las relaciones son cada vez menos igualitarias. Hemos retrocedido, pero no sé qué se nos escapa, algo tendremos que valorar. Estamos en una sociedad extraordinariamente madura, pero resulta que dentro del centro educativo se da el acoso de chicos a chicas y el bullying está a la orden del día”.
Tras eliminar el Gobierno la asignatura Educación para la Ciudadanía en 2015, los alumnos hoy solo reciben educación en igualdad si tienen suerte con su profesor y un centro sensibilizado. “No hay nada que lo recoja, ni objetivos, ni programación ni nada que facilite la labor del profesorado. Tampoco están los docentes formados en igualdad”, confirma Mari Luz González, responsable de Organización de Mujeres de la confederación mayoritaria de sindicatos STES.
El director general de Evaluación y Cooperación Territorial del Ministerio de Educación, Marco Aurelio Rando, arguye que la educación en igualdad es un “elemento transversal” y que “algunas materias introducen referencias concretas, aunque en los trabajos por el Pacto educativo habrá ocasión de revisar este aspecto”.
El Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU visitó en 2014 España para examinar la discriminación contra la mujer, y tildó de “medida retrógrada” esta sustitución de la asignatura Educación para la ciudadanía por Valores Sociales y Cívicos como alternativa a la de Religión. “Este cambio es una medida retrógrada en el esfuerzo general por eliminar los estereotipos de género discriminatorios y empoderar a las niñas”, zanjó.
Y para que los adolescentes aprendan qué significa una relación afectivo-sexual sana es necesario que alguien sin apellido Google les ilustre. “La educación sexual o no se hace o se hace con perspectiva limitada, porque también es deseo, comportamientos, placer, reproducción y pareja. No se ha avanzado nada”, lamenta Raquel Hurtado, sexóloga y especialista en adolescentes y jóvenes de la Federación de Planificación Familiar Estatal. Ninguna de las 17 comunidades autónomas considera esta formación imprescindible y solo aparece en los centros que organizan un par de talleres de 50 minutos al año, con programas de apoyo como
el PIES en la Comunidad Valenciana, enfocado a los adolescentes.
¿De dónde surge la ceguera si todos los expertos detectan esa involución en el comportamiento afectivo de los adolescentes? “Todo el mundo está de acuerdo en que el porno no es una vía para informarse de la sexualidad; o sobre que un embarazo no deseado en la adolescencia es un problema y hay consenso sobre el uso del preservativo. Pero la información de prevención no es suficiente, es necesario revisar el trabajo actitudinal y revisar comportamientos. Y ahí, eso, molesta un poco y piensan ‘estas cosas hay que hacerlas en casa”, ilustra Hurtado. “Eso es malentender la educación sexual. Ayudar a pensar no es dar respuestas. Les parece que vamos a adoctrinarles en vez de enseñarles a tomar decisiones en base a informaciones científicas. No basta con decir que no se vea porno”, concluye.
Los ejemplos del repunte del machismo temprano son tangibles: el control de la pareja identificado como amor, los celos como algo positivo, los mitos románticos como el amor de verdad, controlar y reducir las amistades de la chica, por lo que cuando la relación adolescente se rompe esta se aísla al haberse quedado sin círculo de amigas... “Estamos socializados en un ambiente en que las mujeres no somos sujetos sexuales, sino objetos”, resume Ángela Rodríguez, portavoz de Igualdad por Unidos Podemos en el Congreso, formación que se abstuvo ante el Pacto contra la Violencia de Género por no incluir la violencia sexual, entre otras razones.
El Comité de Naciones Unidas para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (CEDAW) exhortó en 2015 a España a “impartir a niñas y niños, como parte del plan de estudios escolar ordinario, enseñanza obligatoria, integral y adaptada a su edad sobre salud y derechos sexuales y reproductivos, en particular sobre el comportamiento sexual responsable y la prevención de los embarazos precoces y las enfermedades de transmisión sexual, por medio de personal debidamente capacitado”. Y abundaba: “Eliminar los estereotipos de género, revisando su legislación en materia de educación, adoptando programas selectivos en el sistema educativo, revisando los libros de texto y los planes de estudio”. Al igual que con la violencia sexual, el Gobierno ignora a la CEDAW.
En la mayor parte de países europeos la educación sexual es una realidad, aunque con diferentes modelos. Mientras que en Francia se incluyó en el curriculum en 2001 en todos los cursos, en Alemania se integra en asignaturas como ciudadanía, ética o biología y en Bélgica es una asignatura independiente evaluable desde 2000. Finlandia la incluyó por primera vez en el curriculum en 1970 y hoy está consolidada, según destaca
el informe sobre políticas educativas del Parlamento Europeo realizado en 2013.
La presidenta de la federación de asociaciones de padres CEAPA, Leticia Cardenal, alerta sobre ejemplos llamativos que se avecinan estas próximas semanas: “Los niños leen el catálogo de Reyes de arriba abajo y son muñecas para las niñas y coches de carreras y juguetes de construcción para los niños. Al final el mensaje es que la que limpia es la mujer y el que arregla el taller es el hombre. Hasta que no se corte con todo eso no habrá igualdad”.