La
hamada es ese lugar pedregoso en mitad de la nada. Un territorio
olvidado que desde hace más de cuarenta años se ha convertido en el
hogar del pueblo saharaui. Pero también es el camino de vuelta anhelado
al Sáhara Occidental. Un regreso que se alarga en la historia y que los
gobiernos españoles adeudan desde 1975.
Aziza Brahim in Barcelona on March 27, 2015. Photo: Stefano Buonamici
El desierto, que no entiende de fronteras, acoge a los campamentos de
refugiados de Tinduf en el borde fronterizo donde tropiezan Marruecos,
Sáhara Occidental, Mauritania y Argelia. Tras la invasión al Sáhara
Occidental del ejército marroquí, la Marcha Verde, miles de saharauis
encontraron refugio en este inhóspito lugar donde nació
Aziza Brahim.
“
Nunca he estado en mi país” dice Brahim. Su voz
denota enojo pero rápidamente el disgusto se oculta tras su sonrisa.
Disidente, la músico y percusionista ha tomado el testigo de la voz del
Sáhara,
Mariem Hassan, para trasladar el compromiso del pueblo saharaui a través de su canto sosegado.
“
La música siempre ha sido muy importante para mi pueblo. Es
el arma más poderosa que tenemos para seguir haciendo que se escuchen
nuestras voces. No hay otra forma de llegar a los corazones porque a
través de la política muchos países nos han dado la espalda”, sentencia Brahim.
El Sáhara Occidental vive en un constante estado de incertidumbre. No
pierde la esperanza de ser libre y desde 1991 está a la espera de un
referéndum para su autodeterminación aprobado por las Naciones Unidas.
Sin embargo, la comunidad internacional ha abandonado al Sáhara
Occidental y Marruecos sigue beneficiándose de los territorios de la
antigua colonia española.
“
Esto se resolverá cuando España retome la deuda que tiene
con el pueblo saharaui y asuma su responsabilidad. La actitud de los
diversos gobiernos españoles no se corresponde con lo que solicita la
inmensa mayoría de la sociedad que nos muestra su apoyo”, protesta Brahim sobre la inacción de la administración española.
La cantante y percusionista saharaui, Aziza Brahim/ Foto: Guillem Moreno
Aziza Brahim acaba de publicar su cuarto trabajo,
Abbar el Hadama, un canto a “
la incesante búsqueda del hogar que sufre mucha gente en el mundo y mi pueblo en particular”. El disco, cantado tanto en hasaní como en castellano, reivindica la lucha de los saharauis, “
los refugiados más antiguos del mundo”, ignorada en Madrid mientras las nuevas generaciones sueñan con la libertad. “
La
juventud, que vive en los campos de refugiados o bajo ocupación
marroquí, tiene un sentimiento de lucha en su sangre. Hemos creado
nuestro estado en el exilio pero pensando en el futuro. Hay muchísima
gente preparada para sustentar a su país en todas las ocupaciones de la
sociedad. Estamos deseando un porvenir y por eso soportamos más de 40
años de exilio”, dice la cantante.
La música es un factor indivisible de la identidad saharaui. La canción nacionalista, el
nidal,
se preserva gracias a unas nuevas generaciones que se sienten
guardianas de su cultura y no están dispuestas a servir a las
pretensiones de Marruecos.
El mítico tema
Sahara Ma Timba (El Sáhara no se vende) de Um
Murghiya Abdullah, es el reflejo de una sociedad a la que no le queda
más que la cultura como altavoz. Desde su primer trabajo “Mi Canto”, el
nidal de Aziza Brahim avala la lucha por la libertad (Hijo de las Nubes), la resistencia de su pueblo (
Julud) y activismo (
Gdaim Izik). Su último disco sigue conmemorando la batalla para conseguir la autodeterminación, “
Ojalá ocurra el reencuentro/ en la tierra de la patria perdida”, pero también desprende esperanza y la resalta el papel de la mujer en sociedad saharaui (
Baraka).
Su música no olvida las raíces sonoras del Sáhara Occidental mientras
se empapa a la vez de blues, rock y jazz en un encuentro con otras
armonías de África y del Mediterráneo. “
Evoluciono musicalmente para que la cultura de mi país no se quede estancada como nuestra historia”, asegura Brahim
A caballo entre Barcelona, donde ahora reside, y los campos de
refugiados, Aziza Brahim fue uno de esos jóvenes que tuvo que buscar una
vida fuera para ayudar a su familia y asegura que el exilio se hace
insoportable debido a la pérdida del sentido de pertenencia. Otra
consecuencia más del conflicto del Sáhara Occidental.
“
No renuncio al amor de mi tierra” es el primer verso de
Mani, un
tema que solidifica el aguante de una gente que no quiere otra patria.
Con cada golpe a su tabal, instrumento de percusión tocado por las
mujeres saharauis, Aziza hace escuchar la voz de su pueblo que resiste y
anhela superar los muros que ahora sólo cruzan las estrellas fugaces.
Aziza Brahim en la pasada edición del Festival Druga Godba / Foto: Petra Cvelbar
El aullido saharaui en directo:
Aziza Brahim y su banda han presentado su último trabajo,
Abbar el Hamada,
en Europa. Tras el estreno en España, la gira se extendió por Alemania y
paró en Inglaterra donde la saharaui volverá en julio para participar
en el Festival Womad.
En el directo, la sonrisa permanente de Brahim ilumina el escenario y
hace que el público imagine un viaje por la hamada; una marcha de
esperanza y reencuentro con los hermanos bajo ocupación marroquí. Brahim
endulza las noches con unas melodías cargadas sin embargo de
reivindicaciones. Su canto pausado, como saboreando cada palabra, sacude
la sala como un siroco que sólo calla al final de
Ya Watani (Mi Tierra) para sellar la manifestación de identidad saharaui por allá por donde va.