Tesoro
Ese mar está infestado de piratas, que tienen su santuario en la caverna del Gobierno
Está amaneciendo. Es la hora de los pájaros. A los colegios
e institutos llegan en bandadas niños y chavales cargados con sus mochilas.
Ellos no lo saben, pero todos se dirigen a la isla del tesoro. Puede que
ignoren dónde está ese mar y en qué consiste la travesía y qué clase de cofre
repleto de monedas de oro les espera realmente. El patio del colegio se
transforma, de repente, en un ruidoso embarcadero. Desde ese muelle lleno de mochilas
cada alumno abordará su aula respectiva, que, si bien no lo parece, se trata de
una nave lista para zarpar cada mañana. En el aula hay una pizarra encerada
donde el profesor, que es el timonel de esta aventura, trazará todos los días
el mapa de esa isla de la fortuna. Ciencias, matemáticas, historia, lengua,
geografía: cada asignatura tiene un rumbo distinto y cada rumbo un enigma que
habrá que descifrar. La travesía va a ser larga, azarosa, llena de escollos.
Muchos de estos niños y chavales tripulantes nunca avistarán las palmeras, unos
por escasez de medios, otros por falta de esfuerzo o mala suerte, pero nadie
les puede negar el derecho a arribar felizmente a la isla que señalaron los
mapas como final de la travesía. Ese mar está infestado de piratas, que tienen
su santuario en la caverna del Gobierno. Todas las medidas que un Gobierno
adopte contra el derecho de los estudiantes a realizar sus sueños, recortes en
la educación, privilegios de clase, fanatismo religioso, serán equivalentes a
las acciones brutales de aquellos corsarios que asaltaban las rutas de los
navegantes intrépidos, los expoliaban y luego los arrojaban al mar. De aquellos
pequeños expedicionarios que embarcaron hacia la isla del tesoro solo los más
afortunados llegarán a buen término. Algunos soñarán con cambiar el mundo,
otros se conformarán con llevar una vida a ras de la existencia. Cuando recién
desembarcados pregunten dónde se halla el cofre del tesoro, el timonel les
dirá: estaba ya en la mochila que cargabais al llegar por primera vez al
colegio. El tesoro es todo lo que habéis aprendido, los libros que habéis
leído, la cultura que hayáis adquirido. Ese tesoro, que lleváis con vosotros,
no será detectado por ningún escáner, cruzará libremente todas las aduanas y
fronteras, y tampoco ningún pirata os lo podrá nunca arrebatar.
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