Ayer conocimos en instituto
Pamela Palencia. Esta mujer nos contó cómo
vivió en machismo.
Pamela nació en Paraguay y ahora
vive en España, tiene 3 hijos, uno tiene 5 años y la otra tiene 10.
Cuando ella tenía 12 años conoció a un chico en el parque,
cerca de tu casa y él tenía 14 años. Ella
se enamoró de él y enseguida se
hicieron novios. Sus padres les dejaron
porque ellos también se conocieron cuando tenían la misma edad.
Estuvieron de novios hasta los 18 años. Vivió seis
años enamorada de un chico que no la respetaba y no le daba el valor necesario.
Ella presentó a su novio a su mejor amigo. Pero
no le gustó mucho a su novio. Y ella también se apartó de sus amigas y de su
mejor amigo porque su novio siempre quería quedar con ella a solas.
Con el tiempo las cosas fueron a
peor, él y ella se peleaban, se gritaban. El la empujaba a ella, y ella
siempre era la culpable de todo. Ella siempre era la mala en la a relación y él
siempre era el bueno.
Ella empezó caminando para atrás, cada vez más,
todo lo que le gustaba no lo hacía más. Ella estaba haciendo la voluntad de él,
no de ella. Ella no tenía más voz en la relación,
él era el que mandaba en todo. Ella no podía usar la
ropa que le gustaba, no podía baila, ni salir con sus amigas. Pero él podía salir,
él podía usar las ropas que le gustaba, él podía salir con sus amigos sin decírsela
con ella.
Ella dejaba la relación pero sabía que él
siempre iría detrás, pediría perdón le diría de cambiaría, lloraría y ella le daría otra oportunidad. Volvían y lo dejaban hasta que un día él la insultó llamándola:
- “Puta”- delante de sus amigos y le rompió el móvil entonces ella intentó
hablar con él y acabó dándole un bofetón a él. Ella se disculpó y pensó que
ella era la equivocada. Ella se sentía culpable. Todo se acabó definitivamente
el día en que él intentó estrangularla. Ella tenía miedo y fue a una psicóloga.
Y ya no volvió con él.
Hablaba con la psicóloga sobre cómo eran sus relaciones sexuales y se dio cuenta de que él la
violentaba por amor.
El teatro también la ayudó a
contar de forma humorística estas experiencias duras. Y así poco a poco se
recuperó.
Pamela subía su brazo hasta más alto de su cabeza y decía que los hombres
están ahí y las mujeres están muy por debajo.
Esa desigualdad hace que todo cambie y te sientas peor, culpable, impotente, responsable, víctima, fracasada, frustrada, etc.
Las mujeres y los hombres tenemos
que no creer todo eso.
Ella como madre tiene miedo de
que su hijo varón se comporte con las mujeres como se portaron con ella y
espera que su hija sea capaz de enfrentarse a esas situaciones y tratar de
tener una relación de igualdad.
Ahora está casada con un hombre
de su país y los dos están viviendo una relación de igual a igual.
Aunque mi español no es perfecto,
pude entender lo que Pamela quería transmitirnos. Me pareció muy interesante, divertido. Voy a contarles a mis amigas de Brasil esta experiencia en el
instituto. No sé si me creerán, porque
allí en el instituto no se habla de estos temas.
Aprendí que las mujeres tenemos
que tener voz y creer en nosotras mismas.
Tenemos que tener autoridad. No podemos dejar que ningún chico mande en
nuestra vida.
Si ellos pueden, nosotras también podemos. Las mujeres tenemos poder para
crear un mundo mejor y si los hombres quieren podemos ayudarlos a cambiar y vivir la igualdad.
Quiero agradecer a Pamela, por la
sinceridad, por la capacidad de enfrenta
todo y comunicarlo desde el corazón.
Stephany Andrade