Todos los años, en la víspera del año nuevo, Nian salía a la superficie y devoraba el grano y animales de la aldea vecina.
Los aldeanos vivían atemorizados por el monstruo. Nadie sabía cómo deshacerse de él, así que hacían lo único que podían: esconderse en las montañas.
Pero en una ocasión, llegó un anciano desconocido al pueblo. Tenía un aspecto bonachón y sabio, son su larga barba blanca. Como era la víspera del año nuevo, le avisaron de la inminente llegada de Nian. El forastero lejos de asustarse, tranquilizó a los aldeanos afirmando conocer el modo de domar a la fiera.
Llegó la noche, y Nian apareció muy
hambriento. Se acercó a la primera casa, donde el sabio forastero lo
estaba esperando. El monstruo se detuvo en seco a la vista de un papel
rojo que colgaba en la puerta. A continuación, se escuchó un estruendo
terrible y unas luces en el cielo cegaron al monstruo: eran petardos y
fuegos artificiales. La casa se iluminó de repente, y el forastero
apareció vestido completamente de rojo. La bestia huyó aterrorizada, de
vuelta al mar.
Cuando los aldeanos regresaron a sus
hogares, encontraron al anciano sano y salvo, y le pidieron que
compartiera con ellos su secreto. Entonces les dijo que el color rojo,
las luces brillantes y el estruendo eran las tres cosas que habían
asustado a la bestia.
Los aldeanos siguieron las instrucciones del sabio forastero, y Nian nunca regresó.
Así, se ha convertido en tradición entre
los chinos pegar en la puerta escritos en papel rojo durante la Fiesta
de la Primavera. Las calles vibran al ritmo de tambores y del crepitar
de los fuegos artificiales. Se encienden farolillos y se pasea por las
calles, ylos demonios corren atemorizados.
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