La Fundación Al Fanar estrena en la comunidad de Madrid el proyecto
Kif-Kif, un curso pionero para prevenir la radicalización en los
institutos
"¿Qué es un islamista?", pregunta la
monitora. "Una persona que practica el Islam", responde un alumno. "Una
persona de otra creencia que se pasa al Islam", dice otra alumna. "Un
sinónimo de musulmán", afirma un tercero. "¡Un yihadista!", suelta otro
más. "Un islamista es aquella persona que a partir del Islam crea una
ideología política", explica la monitora. Su objetivo es tratar de que
la treintena de alumnos de tercer curso de ESO, de 16 años, sentados en
círculo a su alrededor, sepan diferenciar entre los conceptos musulmán,
árabe-musulmán e islamista.
Después, Omar, uno de los
alumnos musulmanes, se coloca ante sus compañeros para repetir la
lección que acaban de escuchar. "Un musulmán no es igual que un
yihadista. El yihadista es parte del Islam pero a través de la
violencia", dice en voz alta.
Es jueves 26 de enero, última hora de la mañana y los
alumnos del Instituto La Arboleda, en Alcorcón, Madrid, asisten a la
cuarta sesión de un taller que este año ha empezado a realizarse en la
Comunidad de Madrid. Lo ha creado la Fundación Al Fanar, con un proyecto ideado en 2013 y que ha comenzado a aplicarse este curso.
Se imparte ya en siete centros de educación secundaria de la comunidad,
en las localidades de Fuenlabrada, Alcorcón, Rivas, Galapagar y
Torrejón, todas ellas con una alta población musulmana. El programa se
ha bautizado como Kif-kif (que significa iguales en árabe), y es pionero
para prevenir la posible radicalización de los jóvenes. Como explica
Pedro Rojo, director de la fundación, "la idea final es que si tienes
una población musulmana víctima de una islamofobia por ser musulmana, se
irá cerrando y ahí puede empezar el proceso de radicalización".
Fomentar el diálogo
El objetivo es fomentar el diálogo entre los alumnos sobre las
identidades, sobre el yo opuesto al otro, para combatir esa posible
islamofobia, los prejuicios y estereotipos y también para acercar a los
alumnos musulmanes a sus compañeros. "Hay que romper el estereotipo de
que los musulmanes son uno. Este proyecto da la oportunidad para que
ellos en primera persona puedan decir a sus compañeros: ¡Quietos, no, no
somos todos la misma persona!", explica Rojo.
Para
Fátima Tahiri, una de las monitoras de los talleres e investigadora de
la Universidad Autónoma de Madrid, la clave no está en la posible
radicalización, porque estos alumnos no están en esta situación de
riesgo, sino en otro. "En esta etapa de sus vidas es cuando se construye
la identidad. Con la marginación puedes radicalizarte o no, pero lo que
es seguro es que estarás marginado", lo analiza.
El punto de partida del proyecto es un cómic titulado Las afueras.
Lo ha realizado la fundación con el guión que escribieron una docena de
estudiantes del instituto catalán Maria Campain de Cornellá de
Llobregat y que ilustró después el dibujante Manu Ripoll. Cuenta la
historia de Nora, una adolescente de origen magrebí que vive en la
periferia de Barcelona, que quiere ser abogada y que debe luchar contra
los prejuicios de la sociedad con los musulmanes y contra la ética
conservadora de su familia.
Tras leer la historieta, los alumnos que participan
asistirán después a cinco talleres de 50 minutos de duración, en horario
escolar, en los que se abordarán diferentes materias de debate. En el
primero se hace una lectura dramatizada de algunos fragmentos del cómic y
se pide a los alumnos que debatan sobre ellos y sus personajes pero
desde la empatía. En el segundo se aborda la cuestión de la identidad y
de esa dicotomía entre el nosotros y el ellos. En el tercero, la
islamofobia de género, en el que se analiza cómo el machismo es una
lacra de todas las culturas. En el cuarto, el miedo y la reacción al
miedo. Y en el quinto, la ignorancia y los estereotipos culturales.
Además el proyecto añade un sexto taller, fuera de las aulas, con la
visita de los alumnos a la comunidad musulmana de su localidad, para
“romper” con la distancia entre ambos, dice Rojo.
En
ese cuarto taller, sobre el miedo, los alumnos de Alcorcón, guiados por
Mónica Carrión, experta en mundo árabe de la fundación y otra de las
monitoras del proyecto, se enfrentan a una colección de fotografías de
Martin Luther King, Nelson Mandela, Gandhi o de la revolución portuguesa
de los claves. Les preguntan quiénes son los personajes de las imágenes
y por qué fueron famosos, por qué lucharon y cómo lo hicieron. Después,
por grupos, se le asigna a cada uno una causa y se les pide que por
mímica representen una forma no violenta para lograrla: manifestación,
huelga, recogida de firmas…
Alternativas a la violencia
El objetivo es mostrar las alternativas a la violencia y sus grandes
momentos históricos. En la segunda parte de la clase se analizará el
miedo y la islamofobia en los medios de comunicación y la confusión
entre conceptos como esos que explica Carrión de musulmán e islamista.
"¡Creen que queremos reconquistarla!", salta un alumno de origen magrebí
cuando lee proyectado en la pantalla un titular de periódico que dice
"España, nido de islamistas".
Como cuenta Carrión,
estos talleres se dirigen a los alumnos, pero no deberían ser exclusivo
de ellos. "También hacen falta herramientas así para el personal de los
centros. Porque muchas veces o se niega el conflicto que sí existe o no
se quiere ver", asegura. Y aunque este es un proyecto piloto, corto de
duración, porque son solo cinco clases, parece que sí alcanza cierta
eficacia. "Inicialmente, cuando les mostré el cómic, se empezaron a
cachondear. Pero después según ha ido avanzando el taller hemos podido
apreciar cambios, incluso más integración entre el grupo de alumnos
musulmanes con el resto", lo evalúa Javier Sánchez, tutor del instituto.
El mismo día, a primera hora de la mañana, se imparte en el instituto
Dolores Ibarruri de Fuenlabrada el tercero de los talleres sobre
islamofobia de género. Sobre grandes cartulinas de colores los alumnos
de cuarto curso de ESO leen frases sobre la mujer. Una de ellas dice:
"La mujer es un animal deseoso de procreación que se irrita y enfurece
cuando no es fertilizada a tiempo durante un largo periodo". Después se
les pide que especulen sobre quién es el autor de la frase. "Un hombre
mayor, con estudios y católico", lo intenta uno de los alumnos. "¿Y por
qué tiene que ser católico?", le pregunta una de las profesoras. “Porque
siempre la religión considera a la mujer en inferioridad”, responde
otra alumna. Pero la frase, no, no es de ningún hombre católico, sino de
Platón.
Este ejercicio tiene como objetivo mostrar que el
machismo no es exclusivo de ninguna comunidad ni religión. Tahiri, que
es quien dirige este taller en los diferentes institutos, explica que
también ella ha percibido ya avances. "Los chicos y las chicas
musulmanes se han sentido cómodos. En Galapagar una alumna empezó a
hablar de por qué llevaba velo y luego criticó su religión. Al acabar la
clase me dijo que nunca se había podido expresar así", cuenta.
"Creo que el mal general de todas las sociedades es no saber, no tener
información y moverse por prejuicios. Y la religión musulmana no se
asocia hoy a valores positivos. Debemos estar atentos para corregir
eso", afirma María José Arroyo, directora del centro.
El proyecto Kif-kif es el primero que se realiza así en España. Durante
la primavera se desarrollará también en los institutos de Ceuta y
después también en ciudades como Barcelona y Valencia. La Fundación Al
Fanar ha recibido además el encargo de aplicarlo también a Molenbeek,
uno de los 19 municipios de Bruselas y una de las localidades europeas
con mayores problemas de radicalización.
En todas
ellas el objetivo será el mismo: no se trata de trabajar para
desradicalizar ni para evitar una posible radicalización, sino de
cambiar la base desde la que se inician esos procesos de aislamiento y
marginación que pueden transformarse en el futuro en radicalización.
“Simplemente se trata de normalizar el hecho musulmán”, lo resume Rojo.
“Solucionar un problema que hay en las clases, que no deja de ser un
problema de bullying social”.
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