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08 Septiembre 2017
Cada
septiembre, millones de niños se enfrentan a la vuelta al cole en todo
el mundo. Aunque entre los más pequeños no son pocos quienes no quieren
cambiar las vacaciones por las aulas. En contextos de crisis, la
situación será muy distinta. Para los refugiados la dificultad está en
tener acceso a una clase, un profesor, un libro o un uniforme. Saben que
de su escolarización depende su futuro.
Más de 3,5 millones de niños refugiados no van al colegio
En
un año en el que el número de refugiados ha llegado a límites
históricos, la brecha de la escolarización se vuelve aún más profunda en
los campos. En 2016, sólo un 45% de los 6,4 millones de personas en edad escolar bajo el mandato de ACNUR niños y adolescentes de entre 5 y 17 años,
estuvieron escolarizados. Un dato que pone en evidencia la necesidad
de facilitar la educación a quienes han tenido que huir de la violencia.
En algunos colegios tendrán un profesor para 130 alumnos. En otros, solo un libro para toda la clase. En contextos de emergencia, la imperiosa necesidad de agua, comida o un refugio urgente hace que la educación se resienta. Algo todavía más acuciante cuando hablamos de educación secundaria. Frente a un 91% de niños escolarizados en primaria en el mundo, entre los refugiados este porcentaje está 30 puntos por debajo.
En algunos colegios tendrán un profesor para 130 alumnos. En otros, solo un libro para toda la clase. En contextos de emergencia, la imperiosa necesidad de agua, comida o un refugio urgente hace que la educación se resienta. Algo todavía más acuciante cuando hablamos de educación secundaria. Frente a un 91% de niños escolarizados en primaria en el mundo, entre los refugiados este porcentaje está 30 puntos por debajo.
- El 61% de los niños refugiados cursan educación primaria.
- Solo el 23% llegan a educación secundaria. Una cifra cuatro veces por debajo de la media global.
- El 1% llega a la Universidad.
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