El alumnado y su profesora Beatriz están emocionados con su libro Ojo de nube y están aprendiendo a escribir y mejorar su lectura.
El pasado jueves me invitaron a que les enseñara como es el Braille, cómo se escribe y junto con Richy fuimos a contarles cómo viven y perciben el mundo desde la oscuridad.
Os animamos a seguir leyendo...
Valoración:
Primer capítulo
Página web
Ricardo Gómez Gil
Jesús Gabán Bravo
Colección: Barco de Vapor Naranja
Código: 112963
Páginas: 192
Formato: Rústica
ISBN: 9788467510263
PVP: 8.25
Edad: 8 a 12 años
En la tribu de los crow todos aportan algo: fuerza, destreza, valentía... Ojo de Nube, un chico ciego, parece ser el que menos puede contribuir a la comunidad. ¿Será capaz de demostrar que es un miembro válido para la tribu? ¿Qué habría sido del mundo si no hubiese imperado la fuerza, si hubiese triunfado la armonía con la naturaleza y sus espíritus? Una novela en la que se pone de manifiesto que la fuerza de voluntad es importante para superar las dificultades vitales.
Asi empieza
Asi empieza
Al sentir los primeros dolores del parto, Abeto Floreciente dejó en el suelo la bolsa en que recogía moras silvestres y avisó a su madre:
–Madre, ya llega...
Luz dorada la sostuvo por la cintura y caminó con ella hacia un claro del bosque. Otras dos mujeres dejaron la recolección y las acompañaron, mientras una tercera se dirigió al poblado a buscar lo necesario para atender a la madre y al recién nacido.En cuclillas, con los brazos apoyados en los hombros de dos mujeres, Abeto Floreciente dio a luz un niño. Según la costumbre, la abuela ayudó en el parto, cortó con sus dientes el cordón umbilical y lo anudó cerca de la tripa del recién nacido.
–Madre, ya llega...
Luz dorada la sostuvo por la cintura y caminó con ella hacia un claro del bosque. Otras dos mujeres dejaron la recolección y las acompañaron, mientras una tercera se dirigió al poblado a buscar lo necesario para atender a la madre y al recién nacido.En cuclillas, con los brazos apoyados en los hombros de dos mujeres, Abeto Floreciente dio a luz un niño. Según la costumbre, la abuela ayudó en el parto, cortó con sus dientes el cordón umbilical y lo anudó cerca de la tripa del recién nacido.
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