jueves, 26 de junio de 2014

Ritos funerarios

https://www.youtube.com/watch?v=We_GOdRlp_o

Funerales chinos: tradición, ataúdes colgantes y cremación

Un sacerdote chino explicó a mi familia para el funeral católico de mi madre (que fue en los EE.UU.) que ciertas tradiciones funerarias chinas eran permisibles siempre que se hicieran con la debida intención.Por ejemplo, tras la Misa fúnebre se repartieron monedas de chocolate a los asistentes, combinando la costumbre de repartir monedas (símbolo de prosperidad continua) y algo dulce (para consolar a los asistentes), no con la superstición de que si no se hiciera traería mala suerte a los asistentes y a la familia, sino como recuerdo de que la muerte no es el punto final de nuestra existencia, ya que Cristo pagó por nosotros con su vida.
En la casa, para recordar el aniversario del fallecimiento, se dejan frutas ante la imagen del difunto y se encienden velas, saludando con tres inclinaciones de la cabeza antes de rezar por el difunto.No se adora al difunto ni se cree que se da de comer a los difuntos para que no se conviertan en fantasmas o traigan mala suerte, como piensan bastantes en China. Las frutas en una familia católica china indican cariño y recuerdo del difunto en la vida de la familia, como un detalle de que no se les olvida.
Las inclinaciones de cabeza se permiten ya que es práctica eomún en China saludar a otros con respeto, especialmente a los que son mayores en edad que uno, con una sola inclinación de la cabeza. Las velas animan la oración por los difuntos, que en familias católicas se hace con oraciones de la Iglesia. Se concluye la oración con tres inclinaciones de cabeza de nuevo, otra muestra de respeto, como una despedida.
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¿Qué se hace con los restos de los difuntos en China?
Persiste la creencia en China que cuanto más alto se entierra a alguien, mejor para ellos en la siguiente vida. Por eso tradicionalmente cada familia tiene una colina en la que entierran a sus antepasados. Una vez al año, toda la familia se reúne en esa colina o montaña para venerar a los difuntos. En 2003 se descubrió una sima sepulcral en Guizhou, en la que más de mil ataúdes están colgados sobre estacas en la ladera por orden genealógico, con los más antiguos encima.
Loa ataúdes colgantes de China son atracciones turísticas en la montaña Wuyi, donde están los más antiguos (de más de 3000 años de antigüedad) y en la montaña Longhu “Dragón Tigre”, que desde su descubrimiento en 1978 sigue siendo un misterio cómo se metieron los ataúdes en cavernas cuya altura difitculta el acceso.
En la región de las Tres Gargantas del río Yangtsé hay ataúdes colgantes en Bawuxia en la que se encuentran parejas, posiblemente porque al morir los hombres se mataba a una mujer para acompañarle en la nueva vida. A orillas del mismo río, se pueden ver 300 ataúdes colgandes de la cultura “Bo” en Luobiao, Gongxian (Sichuan). Todavía son famosos los ataúdes tallados de un tronco entero de árbol de esa zona .
[Se puede ver una imagen de ataúdes colgantes en este sitio, que tiene enlaces en azul con más imágenes]
En 1956 Mao Zedong comenzó a promover la cremación por considerar los entierros un despilfarro debido a la superstición popular, aunque su cuerpo está embasalmado en un mausoleo.
Tiene razón en el sentido de que hay bastantes quienes piensasn que si no reciben un funeral debido, se convertirán en fantasmas que traerán mala suerte a la familia. Por eso hasta las familias más pobres dedicaban todos sus ahorros a gastos funerarios, que incluye quemar billetes para la siguiente vida de los difuntos, for ejemplo.
En la actualidad, las regulaciones funerarias de China prohiben esas prácticas en las zonas urbanas, favoreciendo la cremación. En un país en el que fallecen hasta 8 millones de fallecidos al año, la preocupación de los gobernantes respecto al tema se centra en la conservación de recursos (madera y terreno, por ejemplo).

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¿Qué dice la Iglesia Católica sobre la cremación de los difuntos?
El “Catecismo de la Iglesia Católica” indica: “La Iglesia permite la incineración cuando con ella no se cuestiona la fe en la resurrección del cuerpo (cf _ CIC can. 1176, 3). (2301)” Esta última referencia al
“Código de Derecho Canónico” dice: “La Iglesia aconseja vivamente que se conserve la piadosa costumbre de sepultar el cadáver de los difuntos; sin embargo, no prohibe la cremación, a no ser que haya sido elegida por razones contrarias a la doctrina cristiana.”
“Aunque la Iglesia claramente prefiere y urge que el cuerpo del difunto esté presente en los ritos funerales, estos ritos pueden celebrarse también en presencia de los restos incinerados del difunto. Cuando por razones válidas no es posible que los ritos se celebren en presencia del cuerpo del difunto, debe darse a los restos incinerados el mismo tratamiento y respeto debido al cuerpo humano del cual proceden. Este cuidado respetuoso significa el uso de un recipiente digno para contener las cenizas; debe expresarse en la manera cuidadosa en que sean conducidos y en el sitio de su colocación final. Los restos incinerados deben ser sepultados en una fosa o en un mausoleo o en un columbario (nicho).
“La práctica de esparcir los restos incinerados en el mar, desde el aire o en la tierra, o de conservarlo en el hogar de la familia del difunto, no es la forma respetuosa que la Iglesia espera y requiere para sus miembros. (Orden de Funerales Cristianos, Apéndice No. 2, Incineración, No. 417)” (www.corazones.org)
Según Aciprensa: “Iglesia en Italia aclara la práctica de la cremación de difuntos”, y el 9 de noviembre de este año se espera la aprobación de un manual con un código actualizado para ritos fúnebres. Explicará que no se debe guardar las cenizas en casas, lo cual no permitiría acompañar los restos al cementerio, un lugar más apropiado para los difuntos que el ‘lugar de los vivos’.
Tampoco se debe esparcer las cenizas por ser contraria esa práctica a la obra de misericordia de sepultar a los difuntos. Aciprensa informa en el mismo artículo: “Esparcir las cenizas, según los Obispos italianos, responde a un rito pagano, que supuestamente simboliza la unión del muerto con la “gran alma de la madre tierra", y que se opone a la obligación cristiana, establecida por el mismo Señor Jesús, de dar sepultura a los difuntos.”
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Sta. Ángela de la Cruz (1846-1932)indicó a sus hijas espirituales:
“Cuando enferme [alguna hermana] de cama, no entrará nadie a verla. Y si a la última hora pide morir como su padre San Francisco, se le concederá el morir en la tarimita; después, su mortaja será el hábito que le servía en casa y sus sandalias. Se pondrá de cuerpo presente en el dormitorio y cuatro velas, y nadie la verá, sólo el padre, que le dirá algún responso. Su entierro será muy pobre; aunque tenga familia y quiera otra cosa, no se le admitirá.”
Lo importante es que estemos bien dispuestos para poder contemplar al Señor, que nos recuerda en el Evangelio de la Solemnidad de Todos los Santos“Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios” (Mt. 5, 8). Muchos hacen planes para sus funerales, y expresan en detalle sus deseos sobre lo que quieren que se haga con su cuerpo. ¿Nos preocupamos también por nuestras almas, que serán juzgadas tras nuestra muerte?
[Fotos de Wikimedia Commons: Montaña Longhu (Chenyun), Montaña Wuyi (Tom@HK), Sta. Ángela de la Cruz (Anual)]

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