Cómo es la vida de una familia musulmana en España durante el Ramadán
Él es un diplomático egipcio y ella una trabajadora social española, pero ambos son musulmanes y respetan el ayuno durante este mes.
CARLOS PINA
El Ramadán es fiesta, es estar con la familia.Concretamente, el Ramadán es el noveno mes del calendario lunar, que rige el calendario islámico, y celebra el momento en el que el Corán fue revelado al Profeta Muhammad (o Mahoma, en castellano). Pero Hisham y Luz tienen una explicación más didáctica: "En el Ramadán no hay diferencia entre el rey y el esclavo. El rico experimenta durante el día cómo se siente el pobre y el pobre se pone en el lugar del rico al caer la noche, porque todo el mundo los invita a comer".
La familia, después de haber vivido en diferentes países, reconoce que en España echa de menos la parte social del Ramadán y, en algunos casos, la empatía de la gente. "En Egipto se vive como aquí las Navidades, sólo que la fiesta es en las calles; se montan mesas y en el iftar (el desayuno tras la puesta de sol) participa todo el mundo", cuenta Hisham. También han vivido el Ramadán en Paquistán, donde se celebra "más entre tribus y comunidades", y en Ecuador, donde aseguran que la gente mostraba "más tolerancia, amabilidad y respeto" que en España, e incluso practicaron alguna vez el ayuno con ellos.
En Egipto se vive como aquí las Navidades, sólo que la celebración es en las calles.En España, por el contrario, se han encontrado con "algunas dificultades" por el hecho de ser musulmanes. Sus hijos, de 20 y 22 años, tuvieron que aguantar "burlas" cuando iban al colegio y varias bromas de mal gusto, como "petardos y cacas de perro" en el buzón de su casa. "Es difícil y lo han pasado mal, pero son muy maduros, tienen la mente abierta y son muy comprometidos", comenta su madre.
Ella misma también ha sufrido algún contratiempo en el trabajo —"le llamaron 'mora', tuvo un traslado injusto, hasta sus compañeros se manifestaron para defenderla", cuenta su marido—, pero a día de hoy está contenta y asegura que no le cuesta demasiado compaginar sus turnos de noche como trabajadora social con el ayuno del Ramadán.
De acuerdo con los datos facilitados por Sami El Mushtawi, jefe del Departamento de Cultura del Centro Cultural Islámico de Madrid, los casi dos millones de musulmanes en España "practican el ayuno, ya que se trata del tercer pilar del islam y lo cumplen todos a excepción de enfermos o personas de avanzada edad de ambos sexos, mujeres embarazadas o lactantes, etcétera".
Al final las horas pasan sin darte cuenta; cuando te miras el reloj ya son las seis de la tarde.A pesar de la magnitud de esta cifra, en España las empresas no ofrecen exenciones para los trabajadores musulmanes durante el Ramadán, al menos en el caso de la familia Kira-Llano. "Tampoco lo he pedido", reconoce Luz, que soporta bien el ayuno "gracias a la fuerza de Dios". "Al final las horas pasan sin darte cuenta; cuando te miras el reloj ya son las seis de la tarde", dice. Aun así, sí le gustaría que hubiese "más flexibilidad y comprensión". Por ejemplo, su hijo menor está realizando unas prácticas y agradecería que le dejaran empezar más tarde la jornada, ya que en Ramadán apenas se duerme y, si quieren tener algo en el estómago durante la mañana, tienen que estar despiertos sobre las cuatro de la madrugada para tomar el suhur, la última comida antes del ayuno.
En cualquier caso, Hisham y Luz están acostumbrados. Sobre todo ella, que ha tenido que esquivar golpes de todas partes: por un lado, de su familia y entorno, cuando decidió convertirse al islam; por otro, de los musulmanes más tradicionales, que no entienden que no se cubra la cabeza o las piernas.
Ni Hisham ni Luz son fanáticos. Los dos van a misa cuando se trata de un evento familiar y él lamenta el radicalismo creciente que detecta cada vez que vuelve a Egipto: "En los 70, cuando iba a la universidad, nadie llevaba velo y las mujeres se bañaban en bikini. Pero el desarrollo ahí ha ido al revés, ha evolucionado a movimientos islamistas, y la mayoría siguen un islam torcido". Ese "islam torcido" procede, según Kira, de la ausencia de gobierno democrático en los países de mayoría musulmana. Y lo achaca también a la ignorancia: "Hay grupos que están comiendo el coco a gente con la cabeza vacía, pero nadie hace nada. Si fueran religiosos de verdad, sabrían que el islam pide que no te hagas daño a ti ni a los demás y que ni siquiera permite que en guerra se arranque un árbol. Así que el terrorismo no es religión, por mucho que la propaganda actual lo diga". "Los terroristas no mueren por Dios porque ni siquiera saben qué es Dios. Esos extremistas están muy lejos de nosotros", zanja.
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