Asilo y Refugio
“Las personas refugiadas hacen peligrar la seguridad de Europa”
La llegada masiva de personas refugiadas está resucitando algunos de los viejos rumores sobre los migrantes, que
si nos van a quitar el trabajo, que si se van a llevar las ayudas
sociales mientras cientos de miles de familias europeas viven en la
pobreza, que si son una invasión, que si son un peligro para la sociedad y los valores de Europa.
El discurso xenófobo de algunos líderes políticos, o los mensajes
alarmistas de algunos medios de comunicación, avivan la narrativa que
apela al miedo.
Ante todo es importante saber que son
personas que huyen de sus hogares porque su vida está en riesgo, y que
su principal objetivo es volver a sus países en el momento en que la
situación que motiva su salida ha cesado. No vienen por gusto. No dejan
todo -su casa, su familia, su trabajo, todo lo que tienen y han
construido-, y ponen en riesgo su vida y la de sus hijos, por placer. Lo
hacen porque no tienen otra opción. Porque el resto de opciones ha
fallado ya.
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Nos quitan el trabajo
No hay más que mirar el porcentaje de
población activa que está sin empleo para comprobar que la crisis ha
tratado peor a los migrantes que a los autóctonos. Mientras la tasa de
paro de los españoles está en el 20,13% (datos de la EPA del tercer trimestre de 2010), la de los extranjeros es del 28,94%.
Además, muchos de ellos traen otras
capacidades en distintas áreas que a lo mejor no las tenemos aquí, por
ejemplo en cuestiones como el idioma, o formación complementaria, es
decir que lejos de ser un problema es mas bien una riqueza y una
oportunidad para la nuestra sociedad.
Otro aspecto importante: “La mayoría de los estudios (European Commission, 2006)
recomiendan un abanico de políticas a largo plazo (…), combinadas con
un flujo sostenido de inmigración, para garantizar la sostenibilidad del
sistema actual de pensiones y de protección social”, como afirma en un estudio del Real Instituto El Cano Teresa Castro Martín, demógrafa y profesora del CSIC que investiga el impacto de la inmigración para aliviar el envejecimiento de la sociedad europea.
Tampoco hay que olvidar, que los
refugiados, los inmigrantes que llegan, suelen coger los trabajos que no
queremos el resto, los vacíos que hay en el mercado laboral. Si se
comparan las estadísticas del tipo de ocupación, es evidente que en el
reparto de empleos entre los trabajadores nacionales y extranjeros, los
inmigrantes se dedican en mayor medida a trabajos no cualificados.
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Es una invasión
El mundo es bastante más grande que la
UE, que no es el objetivo principal de los migrantes y refugiados. De
entre los principales 25 destinos de los migrantes, encabezados por
Estados Unidos y Rusia, solo hay cinco de los 28 Estados miembro.
Además, en el mundo hay 60 millones de
personas desplazadas por conflictos; el 86% de los refugiados se
encuentra en los países más pobres del planeta, es un hecho constatado, y
sobre todo en países cercanos a las zonas de conflicto. En el caso de
Siria, por ejemplo, Turquía, Libia, Jordania e Irak tienen prácticamente
al 95 % de la población siria que ha salido, que son unos cuatro
millones.
A Europa llega una pequeña parte. El año
pasado en Europa hubo en torno a 600.000 peticiones de asilo; este año
evidentemente va a haber más. Es una gota en el océano si comparas esta
cifra con 60 millones desplazados internos o solicitantes de asilo.
Turquía tiene dos millones, Líbano 1.200.000 más medio millón de
palestinos, en una población que tiene unos cuatro millones. Es como si
aquí en España nos llegasen 12 millones de refugiados. Ningún país de la
UE es más pobre que Etiopía, Turquía, Pakistán o Líbano, países que más
refugiados acogen. Aquí en Europa tenemos 500.000 millones de
habitantes.
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Suponen un riesgo para la seguridad
Los refugiados son personas que huyen del terror. No son una amenaza, son también ellos amenazados.
Después de los atentados de París el
pasado noviembre, la aparición de un pasaporte sirio, de un hombre que
entró en Europa junto a refugiados a través de Grecia, sirvió para
recargar este argumento al estilo os lo dije. Amnistía
Internacional, a través de John Dalhuisen, Director del Programa
Regional para Europa y Asia Central, pidió a los líderes europeos que no
confundan el terrorismo con el aumento de . Son dos cosas distintas, y
sólo una de ellas constituye una amenaza. Los dirigentes europeos deben
distinguir cuidadosamente entre ambas, y tener claro que lo mejor para
la seguridad de Europa no es dar la espalda a una crisis global de
refugiados, sino garantizar la entrada ordenada, organizada y
humanitaria de personas que huyen de horrores similares.
Además cada solicitud de Asilo presentada a trámite supone unos exámenes exhaustivos y controles de seguridad muy fuertes.
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Suben los índices de criminalidad
Hay estudios que demuestran
empíricamente que no hay una correlación causal entre migración y
criminalidad. Los investigadores César Alonso-Borrego, Nuno Garoupa y
Pablo Vázquez analizaron en Does Immigration Cause Crime? Evidence from Spain(¿La inmigración causa delitos? Pruebas desde España), para la American Law and Economics Review,
“el número de delitos por habitante en cada lugar y año, y, entre las
variables relevantes, la proporción de inmigrantes según su origen y
características (edad, sexo, educación e idioma)”. Su conclusión: la inmigración no ha causado un aumento de la delincuencia en España.
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Si Europa relaja las normas, habrá “efecto llamada”
Lo de justificar el endurecimiento de
normas y fronteras para evitar el “efecto llamada”, eso tan repetido por
los líderes europeos, se desmonta con varios argumentos. El primero es
de la representante de ACNUR Francesca Friz-Prguda, que por experiencia
dice que “la Europa fortaleza es una ilusión y tenemos que ser muy
conscientes. A las personas desesperadas no les las puede parar ni con
vallas, ni con riesgos mortales para sus vidas, ni con la militarización
de las fronteras”. Se recurrió a este argumento cuando en 2013 el
Gobierno italiano puso en marcha la operación de rescate Mare Nostrum.
Cuando finalizó el operativo, con el que habían rescatado miles de
vidas, siguieron llegando miles de personas. Aun sabiendo que no había
posibilidad de rescate, continuaron saliendo y arriesgando sus vidas
porque estaban desesperados. Lo hemos visto también con la valla que
construyó Hungría. Ante la imposibilidad de entrar por ahí, el flujo de
refugiados buscó nuevas vías de entradas en la UE.
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Europa perderá su identidad y su cultura cristiana
Esta afirmación pone en cuestión los
valores de lo que la UE es o aspira a ser. Es fundamental preservar los
valores de tolerancia, de respeto por la diversidad, de solidaridad, que
es lo que nos va a dar a nosotros los mecanismos y las herramientas
para los retos a los que nos tendremos que enfrentar en el futuro”,
recuerda Vega, que frente a esos mensajes responde que lo que pueden
aportar quienes llegan es “una riqueza impresionante”.
Y además, estos discursos, muchas veces
en boca de líderes europeos, fundamentalmente de la ultraderecha,
tienen otro riesgo: Lanzar estos mensajes de intolerancia o de rechazo a
determinados grupos religiosos es la mejor propaganda que se puede
hacer para que grupos radicales capten a más gente.
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Se llevan nuestras ayudas sociales
Según el estudio de Amnistía
Internacional antes citado, el impacto fiscal de la inmigración en
España, es decir, la diferencia entre las aportaciones que realizan las
personas migrantes vía impuestos y cotizaciones a la Seguridad Social y
el gasto en servicios públicos, beneficios sociales y pensiones que
reciben, arroja un resultado positivo que representa el 0,54 % del PIB,
es decir unos 5.500 millones de euros. En otras palabras, las personas
migrantes obtienen menos de lo que aportan, y disfrutan de menos
beneficios sociales que las personas con residencia legal y las personas
españolas. Esta noticia de finales de octubre, que informaba del saldo entre lo que aportan a las arcas públicas del País Vasco y lo que se gasta en ellos, lo confirma.
En cuanto a las , las ayudas que
reciben son pequeñas y además, provienen de fondos que la UE da a los
Estados para ese fin. El dinero se emplea en alojarles en centros de
acogida durante seis meses, y facilitarles información sobre los más
aspectos más importantes para manejarse en el país. Después tienen que
buscarse la vida, sin perder de vista la dificultad extrema de empezar
de cero, buscar casa y encontrar trabajo con la piel negra, un velo o un
turbante.
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Saturan la Sanidad Pública, que no financian
Hay estudios, como el de Amnistía
Internacional entre otros, que demuestran que los extranjeros hacen
menor uso del sistema público de salud que los autóctonos. En cuanto a
la financiación, desde 1999 la Sanidad se paga a través de impuestos
indirectos, como el IVA o el IRPF, y no mediante las cotizaciones a la
Seguridad Social. Por lo tanto, los migrantes que al vivir en el Estado
español consumen y pagan este tipo de impuestos y contribuyen también a
financiar los servicios sanitarios. Y a pesar de eso, actualmente el
Gobierno les excluye del acceso a la Sanidad Pública.
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