El enésimo intento de entrar en Ceuta de un numeroso grupo de subsaharianos (entre 250 y 450, según las fuentes) acabó este jueves con unas de las mayores tragedias migratorias que se recuerdan en la ciudad autónoma. Al menos nueve inmigrantes —ocho hombres y una mujer— fallecieron ahogados o aplastados en el mar, al que se lanzaron en masa desde la playa del Tarajal para intentar penetrar en España bordeando el espigón fronterizo que se adentra unos pocos metros en el agua. Los cuerpos han sido recuperados en aguas de Marruecos, y los rescatadores sospechan que la cifra de fallecidos puede crecer. El grave incidente aún arrojaba anoche dudas sobre cómo ocurrió, ya que algunos subsaharianos acusaron a la Guardia Civil de dispararles (unos dijeron pelotas de goma, otros “balas de plomo”) en el mar lo que, alegaron, causó el pánico y provocó la tragedia.
El de este jueves fue el primer intento masivo de entrada en Ceuta de este año, en cuyos montes limítrofes las autoridades tienen constancia de que hay entre 800 y 1.000 subsaharianos esperando para cruzar a España. Los hechos arrancaron a las 5.45. Las cámaras térmicas con las que la Guardia Civil vigila los 8,2 kilómetros de perímetro fronterizo con Marruecos detectaron que un grupo importante de personas descendía desde el monte, por la carretera de Tánger, en dirección al puesto fronterizo marroquí de Bab Septa, al que se le dio aviso de inmediato. A las 7.45 el grupo alcanzó el paso del Biutz, por el que transitan los porteadores para comprar mercancía en la ciudad española con la que luego regresan a su país. Según explicó el delegado del Gobierno, Francisco Antonio González, los inmigrantes ejercieron una “agresividad” inusitada, “lanzando piedras contra los agentes y demostrando una actitud muy violenta”. González refirió que a consecuencia de las pedradas hay varios guardias heridos leves, una garita destrozada y varios vehículos con lunas rotas. La Guardia Civil, dijo, usó material antidisturbios “de manera disuasoria”. Los inmigrantes intentaron después llegar a suelo español por el propio paso fronterizo, en esa hora transitado por miles de marroquíes para entrar en Ceuta. La frontera se cerró durante media hora.
A la carrera, al menos 200 de los subsaharianos lo intentaron por el último sitio que les quedaba por probar, la playa. Allí fueron repelidos por agentes marroquíes, de los que huyeron lanzándose al agua junto al espigón del Tarajal. Los inmigrantes se adentraron en el agua, golpeándose entre ellos, “pisándose unos a otros”, explican fuentes de la Guardia Civil. Algunos murieron “en la misma orilla de la playa”, añaden, y otros unos metros más adentro, pero todos en el agua, pese a que el mar estaba en relativa calma. Por si alguno de los cuerpos se hubiera adentrado en aguas españolas, los buzos de la Guardia Civil pasaron gran parte del día rastreando la bahía sur.
Las ONG locales y algunos inmigrantes aseguraron que la Guardia Civil les disparó pelotas de goma y gases lacrimógenos cuando estaban en el agua, lo que pudo provocar el pánico. Otros inmigrantes acusaron a los agentes españoles de disparar “balas de plomo” contra sus flotadores para hundirlos. Ningún testimonio habla de los agentes de Marruecos, donde ocurrieron los hechos. “Es falso”, afirmó un portavoz del instituto armado: “Allí no se disparó nada ni participamos en nada”.
El delegado del Gobierno confirmó que ninguno de los inmigrantes consiguió su objetivo de llegar a Ceuta, donde hay 615 extranjeros, en su mayoría subsaharianos, acogidos en el Centro de Estancia Temporal. González aseguró “no comprender” cómo se produjo una tragedia de esa magnitud. No es la primera vez que los inmigrantes intentan entrar en Ceuta a través del espigón. El delegado ha pedido en varias ocasiones al Ministerio de Interior que lo prolongue, ya que es el punto más débil del perímetro fronterizo. “Con la marea baja una persona de 1'80 lo puede superar sin problemas, porque al bordearlo el agua le llegaría en todo caso al cuello”, explicó. “No sé si pensaban que había menos profundidad o que no saben nadar, pero es obvio que eso lo provoca la desesperación y esa salida masiva al mar ha sido lo que ha provocado el ahogamiento”.
González también aseguró que no se habían producido devoluciones de inmigrantes que hubieran logrado llegar a territorio español y agradeció la colaboración prestada por la Gendarmería y Fuerzas Auxiliares Marroquíes para frenar “el asalto”. “Llevamos dos años de colaboración intensa y sin su ayuda no se hubiera podido evitar de ninguna manera el paso de estas personas”.
Han sido varias las ocasiones en las que los inmigrantes han intentado llegar a Ceuta de esta manera. Las más significadas, los días 17 y 18 de septiembre de 2013, cuando se registraron dos intentonas como esta última. En el primero caso lograron pasar a España 91 inmigrantes bordeando el espigón. La madrugada siguiente las fuerzas de seguridad de los dos países estaban en alerta y fueron contenidos en Marruecos. Entonces no hubo víctima alguna.
La ciudad vivió una tragedia similar a la de este jueves el 19 de septiembre de 2009, cerca del conocido islote de Perejil, territorio cuya soberanía reclaman Marruecos y España. Se rescataron ocho cadáveres, en su mayoría mujeres y algunas embarazadas, tras el naufragio de una embarcación en la que viajaban 42 personas. Hubo 11 supervivientes. De los 23 restantes, nunca más se supo.
El salto de tantos inmigrantes intentando huir del infierno que azota a su país, para buscar una oportunidad en el continente europeo, ha sido y seguirá siendo uno de los grandes retos para los distintos Gobiernos involucrados. Un problema que no han logrado resolver. La tragedia de este jueves es un ejemplo de ello. El secretario de Organización del PSOE, Óscar López, ha lamentado el fallecimiento de estos varios inmigrantes, y ha expresado su deseo de que "nunca más vuelva a ocurrir". En una rueda de prensa en Ferraz, López ha trasladado las condolencias de su partido a los familiares de estos inmigrantes. Preguntado por qué medidas propone el PSOE para atajar situaciones como esta, el secretario ha explicado que la política de inmigración de los socialistas "es conocida" y "no hay nada nuevo al respecto".
Por su parte, el ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, también ha lamentado la muerte de los inmigrantes subsaharianos, desde Polonia donde se encuentra junto con los responsables de Interior de los países más grandes de la UE y junto a Estados Unidos. El ministro ha atribuido el aumento de la presión sobre las ciudades españolas norteafricanas a los avances en la lucha contra la inmigración ilegal por vía marítima: "Se cierra una vía de acceso y se abre otra, lo que genera que la presión de la inmigración ilegal sobre Ceuta y Melilla se haya intensificado".
Fernández Díaz ha subrayado que la colaboración de las autoridades marroquíes en la lucha contra la inmigración ilegal "es extraordinaria, aunque eso no impide que se produzcan situaciones como la vivida hoy".
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