Betty Lachgar: “Los derechos humanos y el feminismo son los mismos en todo el mundo”
La célebre activista marroquí Betty Lachgar, destacada por su defensa de los derechos humanos universales y las libertades individuales, estuvo el pasado 11 de enero en Casa Mediterráneo para participar en el ciclo ‘Mujeres y el Mediterráneo’. Psicóloga clínica formada en París, Lachgar es una de las fundadoras en 2009 del Movimiento Alternativo por las Libertades Individuales (MALI) que lucha para romper los arraigados tabúes de la sociedad marroquí y las leyes que impiden los avances sociales y personales de la población.
Lachgar y su movimiento defienden causas como la igualdad entre hombres y mujeres, la libertad sexual tanto de las personas heterosexuales como homosexuales, los derechos del colectivo LGTBI, el derecho al aborto, la lucha contra todo tipo de violencia, en particular contra la de género, y el fundamentalismo religioso. Su postura ultraprogresista y sus métodos poco convencionales le han costado amenazas, agresiones, arrestos y comparencias ante la justicia. Pero ni las represalias ni el hecho de estar incluida en la lista negra del Estado Islámico la detienen en su afán de justicia.
¿Que causas defiende el movimiento MALI?
El Movimiento Alternativo para las Libertades Individuales es un movimiento feminista, universalista y laico, el único realmente universalista y laico de Marruecos. Hay otros colectivos y organizaciones oficiales, pero practican un feminismo interseccional, no universal. Para nuestro movimiento, los derechos humanos y el feminismo son los mismos en todo el mundo, no podemos comprender que haya una dicotomía entre los países del norte y del sur.
Rechazamos el relativismo cultural, estamos en contra de un feminismo islámico, de la defensa de derechos inherentes a unos determinados países… Los derechos humanos y los derechos de las mujeres no deberían conocer fronteras, religión, sexo, ni color de piel. Pero nos resulta muy complicado que nuestro mensaje cale en Marruecos porque el resto de las organizaciones trabaja con un concepto colonialista y además somos un colectivo de desobediencia civil, de avant-garde, una expresión francesa que significa “muy avanzado, más que progresista”.
Para la sociedad civil nuestro movimiento es provocador, algo que en absoluto compartimos. Hablamos de derechos humanos y de libertades individuales y rompemos tabúes. La gente dice: “Tenemos que esperar”. ¿Por qué tenemos que esperar? Hay víctimas del islamismo radical, de un código penal liberticida, de discriminaciones, de varios tipos de violencia, de violencia de género en particular… A la vista de estos hechos no podemos esperar. No podemos trabajar con el relativismo cultural, amparándonos en las costumbres y en los hábitos de una sociedad, que es lo que muchos argumentan contra los avances.
¿Qué acciones reivindicativas organizan desde este movimiento?
Realizamos acciones y performances muy originales, avanzadas y progresistas para Marruecos, aunque la gente las tacha de provocadoras. El movimiento nació en 2009 y nuestra primera acción fue la organización de un picnic durante el Ramadán. El Código Penal castiga que una persona musulmana -en Marruecos no existe la libertad de conciencia- rompa el ayuno durante el mes sagrado. El picnic fue una acción simbólica para denunciar ese artículo liberticida que condena a seis meses de cárcel a una persona considerada musulmana que incumpla el ayuno y para luchar por la libertad de conciencia. La gente no entendió nada. Fue el primer movimiento en el mundo árabe que salió de Facebook a las calles, anticipándose a las Primaveras Árabes de 2011.
¿Por qué la sociedad marroquí rechaza la defensa de la libertad de conciencia que enarbola MALI?
La gente cree que es un movimiento ateo, cuando en realidad es laicista, lo que defendemos es la libertad de conciencia, la libertad de elección entre creer o no creer. En 2019 me parece increíble que la gente todavía crea que MALI y Betty luchamos contra las religiones. Estoy en contra de las religiones como ideología, del sistema del patriarcado, del uso del velo, pero no estoy en contra de las personas que practican una religión, ni contra los hombres, ni contra las mujeres que llevan velo. Pero la sociedad en general no lo entiende y eso como ciberactivista me ocasiona muchos problemas en las redes sociales.
¿La acción del picnic finalmente se pudo realizar?
No, la policía nos lo impidió. Un par de días después de su publicación por parte de la prensa española se armó un gran escándalo y la policía nos sometió a un interrogatorio. Gracias al eco en la prensa internacional y al apoyo de organizaciones de otros países tenemos la ventaja de que nos hemos hecho famosos y eso nos permite continuar con nuestras acciones. Y al mismo tiempo, esto se ha convertido en una estrategia del gobierno para dar una imagen de respeto a los movimientos críticos.
La realidad es que tanto las autoridades, como la sociedad e incluso las organizaciones de derechos humanos y feministas rechazan nuestras ideas y nuestra forma de actuar porque lo consideran provocador. El movimiento y yo somos víctimas de una censura continua en Marruecos.
¿La prensa oficial no informa de sus acciones?
La prensa del régimen nunca difunde nuestras actividades, la prensa independiente y las publicaciones on-line sí. Tengo muchos problemas con la policía, pero las autoridades no me arrestan por mi activismo, sino que buscan otras razones.
¿Qué motivos esgrimen para arrestarla?
En agosto pasado me arrestaron acusándome de embriaguez en un espacio público. En la sociedad es un tabú el hecho de que una mujer esté borracha en la calle. No necesitan pruebas de alcoholemia para demostrar sus acusaciones. Fue una forma de desacreditar mi imagen. En una dictadura como la de Marruecos, cuando la policía arresta a una activista como yo llama a la prensa y ahí comienza la campaña de desprestigio. Fue horrible.
En septiembre de 2016 fui arrestada y víctima de una agresión sexual por parte de la policía. ¿Donde estaban las organizaciones feministas? Las asociaciones de otros países sí me apoyaron, pero en Marruecos, nada, ¡qué vergüenza! Soy una mujer, soy una activista, soy una víctima… No importa si estás de acuerdo con mis ideas, me tendrían que haber defendido, pero cuando se trata de Betty la gente tiene miedo o no quiere mostrar su colaboración con MALI ni conmigo.
¿Qué otros derechos y libertades defiende MALI?
MALI también defiende los derechos sexuales y reproductivos, la libertad sexual de los heterosexuales -en Marruecos no se puede mantener relaciones sexuales fuera del matrimonio-, los derechos del colectivo LGTBI y el derecho al aborto. En 2012 invitamos al barco del aborto. MALI es el único movimiento pro-elección del país. Actualmente hay un debate en Marruecos, pero realmente no es un debate sobre el aborto voluntario, sino terapéutico. Gracias a nuestra acción de 2012 se ha abierto en el país un debate más amplio sobre el tema.
¿Qué problemas conlleva ser abiertamente homosexual en Marruecos?
El artículo 490 del Código Penal castiga con varios años de cárcel las relaciones sexuales entre personas heterosexuales fuera del matrimonio y el artículo 489 penaliza hasta con tres años de cárcel las relaciones homosexuales. Algunas personas, no muchas, declaran su homosexualidad abiertamente y no les pasa nada, mientras que otras sí van a prisión, depende de las circunstancias.
En estos momentos estamos ayudando a un chico marroquí al que la policía le dio el alto tras un leve accidente de tráfico el pasado 31 de diciembre en Marrakech y al obligarlo a bajar del coche al descubrir que era travesti le agredieron y divulgaron su identidad, imágenes y vídeos en las redes sociales. Desde entonces, el joven sufre daños psicológicos y físicos y está buscando asilo en un país europeo. Nuestro movimiento está intentando obtenerle un visado para que pueda salir de Marruecos.
¿Cómo surgió la acción de la “besada pública”?
A raíz de la publicación en Facebook de una foto de un beso entre un adolescente y su novia, tanto ellos como quien les hizo la fotografía fueron encarcelados. En protesta, organizamos una “besada pública”. No hay ninguna ley que prohiba besarse en público, ese arresto fue un abuso de poder. Precisamente fue una organización de defensa de los derechos humanos la que denunció esos hechos ante las autoridades. Cuando organizamos la besada la población reaccionó con mucha violencia hacia nosotros, nos insultaron, nos arrojaron sillas de los cafés, vasos… Fue horrible.
Para que se produzcan avances sociales, los cambios políticos deben ir acompañados de cambios en la mentalidad…
Efectivamente, tenemos que cambiar las leyes y las mentalidades. Pero soy muy pesimista al respecto, si organizaciones y activistas progresistas no están de acuerdo con nuestras ideas y nuestros medios, ¿qué podemos esperar de otras personas más conservadoras? Ocurre lo mismo que con el islamismo, es muy peligroso.
Precisamente en 2015 su nombre fue incluido en la lista negra del Daesh. ¿No tiene miedo?
En absoluto. Si tuviera miedo no podría luchar.
Actualmente, ¿dónde reside y qué proyectos tiene en mente?
Vivo entre París y Rabat, y viajo mucho impartiendo conferencias y recabando apoyos para nuestras acciones reivindicativas. MALI es un movimiento que carece de fondos económicos, la mayoría de nuestras acciones no los requieren. Por ejemplo, el 25 de noviembre del año pasado hicimos una performance artística tiñendo de rojo las fuentes de Rabat y tan solo necesitamos unos 20 euros para comprar el colorante alimenticio. Las autoridades lanzaron un comunicado horrible, desprestigiándonos. Estoy a la espera de juicio (risas).
¿De qué se le acusa?
De atentando a un bien público. Estamos organizando otras acciones, entre ellas la preparación del décimo aniversario de nuestro movimiento, y creo que la gente no se va a poner muy contenta.
En Marruecos hay personas, activistas y organizaciones que nos dicen: “Estamos de acuerdo con vuestras reivindicaciones, pero…”. No puedo entenderlo, ¿qué significa “pero”?. Con un “sí” podemos hacer mucho, con un “pero” no podemos hacer nada, nunca.
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