Ayer me enteré de la muerte de Silvia García Cabezas... me quedé conmocionada, no me lo podía creer...
Esta es, era la directora del IES Jerónimo González en Sama, Silvia García Cabezas, unas mujer con la que tuve el privilegio de trabajar durante dos cursos, con alumnado procedente de Polonia y Rumanía, una mujer acogedora, cálida, responsable que siempre lucía una sonrisa, que me esperaba al filo de las once antes de que me fuera a otro cole para saber cómo iban progresando nuestros chicos, Dominik, Damian, Cosmin....
Esta es, era la directora del IES Jerónimo González en Sama, Silvia García Cabezas, unas mujer con la que tuve el privilegio de trabajar durante dos cursos, con alumnado procedente de Polonia y Rumanía, una mujer acogedora, cálida, responsable que siempre lucía una sonrisa, que me esperaba al filo de las once antes de que me fuera a otro cole para saber cómo iban progresando nuestros chicos, Dominik, Damian, Cosmin....
A ella no hizo falta que le dijera nada, me doy las llaves de la clase que me buscó para tender a nuestro alumnado, la clave para poder hacer las fotocopias de los libros, uno de los pases para poder aparcar por la obra de las vías que aún sigue... Con ella me sentí valorada, querida, ... recuerdo cuando quería hablar con el secretario para que el centro pagase un taxi que bajase al instituto a un alumno nuevo que llegó a Tuilla y yo tenía que reducir mi horario en el IES para atenderlo, y con tal de no me fuera estaba dispuesta a mover lo que hiciera falta. Pero me tuve que ir y allí deje a Domink y Damian hasta el año próximo en que volví con Cosmin, el chico que dejo Tuilla y se matriculó allí. Luego llegaron Adrian y otra chica polaco que se fue muy rápido. Silvia rápidamente me solicitó y volvimos a encontrarnos. Trajimos a Concha López Sarasúa al centro...
Tu sonrisa será lo que recordaré siempre, tu luminosidad y el calor con que nos acogiste a ellos, los extranjeros y extranjeras y a mí.
Personas como tú son una bendición, un regalo de la vida, deberían cambiar el nombre del instituto y ponerle tu nombre para que el mundo no olvide a mujeres como tú, que humanizan las instituciones y hacen que la tarea de educar tenga valor y prestigio.
Hasta siempre compañera, un abrazo a tu familia.
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