Zombi y otras palabras de origen africano en el español
10 febrero, 2015
Gabriel García Márquez
escogió el nombre de Macondo para el escenario donde se sucedieron las
desventuras de la familia Buendía de Cien años de soledad. El
escritor se inspiró en su pueblo natal, Aracataca, para crear un lugar
ficticio que representara la vida mundana y telúrica de gran parte de
las zonas rurales de América Latina. Macondo es uno de los lugares
comunes más universales de la historia de la literatura y se ha
especulado bastante acerca de su etimología. Como sabemos, Gabo procedía
de la franja del Caribe colombiano, donde se concentra gran parte de la
población afrodescendiente de este país. Pues bien, el propio García
Márquez confesó en Vivir para contarla que Macondo era el
nombre de una hacienda cercana a su tierra natal donde se cultivaban
plátanos. La palabra intrigó durante años al filólogo español Germán de
Granda, único académico que ha incidido en la inclusión de palabras
bantúes en el diccionario de la Real Academia Española, por la elevada
población de origen africano que trabajaba en las plantaciones
colombianas. Tras rastrear publicaciones sobre los africanismos en la
lengua española de América Latina, de Granda halló que macondo era utilizada por grupos de esclavos para designar el plátano, uno de los productos agrícolas más extendidos en los campos.
Como cualquier otra lengua el español
siempre se ha enriquecido del contacto con otros idiomas. Si actualmente
el inglés sería la mayor referencia en lo que influencia lingüística se
refiere, especialmente en América Latina, a partir del medievo el
castellano fue sumando una ingente cantidad de vocablos árabes y
bereberes que se utilizaban en la península debido a la dilatada
presencia de los musulmanes. De acuerdo con los datos facilitados por
Víctor García de la Concha, director del Instituto Cervantes, en el diccionario de la Real Academia Española habría alrededor de 13.000 palabras de origen árabe.
Puntualicemos que muchas de ellas no son originarias del árabe clásico,
sino de las lenguas y de los dialectos hablados en el norte de África. A
modo de ejemplo, podemos citar la palabra “zapato”, que aparece en el
diccionario como término de origen árabe. Sin embargo, en la lengua
clásica sería “hidá” (difícil transcripción), en cuanto que en Marruecos
o en Túnez se emplearía el vocablo “sabat”, origen directo de nuestro
“zapato”. Por lo tanto, aquí tendríamos un primer estadio de influencia norteafricana en el idioma de Cervantes, aunque se trata de un fenómeno lingüístico más estudiado y conocido por todos.
Por otro lado, está mucho menos
documentada la existencia de palabras en la lengua española procedentes
del África subsahariana. En América Latina, con la presencia de cerca de
14 millones de esclavos del siglo XVI al XIX, la afluencia de vocablos
procedentes de etnias yoruba, kimbunda o kikongo se manifiesta en mayor
medida en las variantes del castellano de algunas zonas con elevada
influencia africana. A pesar de la numerosa población negra, ningún
idioma del continente africano llegó a convertirse en lengua franca por
largos períodos. El español tendió a absorber los términos
africanos y en casos más concretos surgieron ejemplos de lenguas
criollas como el palenquero en Colombia. Sabemos por Gilberto
Freire que una de las estrategias más habituales de los colonizadores
europeos fue mezclar a poblaciones de diferentes pueblos con el fin de
evitar el entendimiento entre los esclavos y así disminuir las
posibilidades de que estallaran rebeliones contra el poder colonial.
Aunque la inmensa mayoría de los esclavos eran de origen bantú, la
proximidad lingüística que existía entre ellos no era suficiente para
que se estableciera una comunicación fluida. De este modo, resultó más
fácil aliñar la lengua del colonizador con palabras propias.
En países como Cuba es a partir de los
años 70 y 80 del siglo XX cuando se inician los primeros estudios
científicos más especializados sobre la cuestión. En los últimos años se
han realizado investigaciones acerca de este fenómeno en países como
Argentina, Colombia, Panamá, República Dominicana o Venezuela. Algunas
instituciones por fin se han tomado más en serio el establecimiento de
estrategias de investigación triangulares entre España, África y América
sobre el componente cultural y lingüístico de corte bantú. El elemento
cultural afroamericano es indisociable para el estudio del influjo bantú
en el español de esos países, pues según la investigadora Gema Valdés Acosta,
la mayoría de los vocablos de origen africano en Cuba están
estrechamente ligados a los rituales religiosos. La inmensa mayoría
procede del kikongo, lengua hablada en Angola, República Democrática del
Congo, República del Congo y Gabón. No obstante, Valdés Acosta reconoce
que en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española
existen bastantes términos de origen africano que no han sido
suficientemente estudiados. Tal vez estas nuevas líneas de
investigación abran nuevos horizontes para el conocimiento general de la
presencia de las lenguas del África subsahariana en nuestra lengua.
Si atendemos al influjo subsahariano en
la lengua portuguesa, comprobaremos que el diccionario publicado por
Porto Editora, una de las grandes referencias, contiene numerosas
anotaciones sobre términos de origen africano en las variantes
lingüísticas de Brasil y de Portugal. La tarea de descifrar su
etimología resulta más sencilla para los lusófonos puesto que los puntos
de partida de la mayoría de los esclavos se situaban en Angola o
Mozambique, colonias lusas hasta hace apenas 40 años y países que forman
parte a día de hoy de la comunidad de expresión en lengua portuguesa. Los avances del portugués en este sentido han permitido aclarar el origen de algunas palabras del español, pues ambos idiomas comparten un número destacado de coincidencias lingüísticas.
Glosario de palabras de origen africano en el español
Para la elaboración de este breve
glosario nos basamos en el diccionario de la RAE en gran medida, aunque
hemos acudido a otras fuentes para salvar las amplias lagunas y
carencias mencionadas más arriba.
Argán. Del bereber
argan. De las semillas de esta planta de origen marroquí se extrae el
aceite utilizado principalmente para combatir las huellas del paso del
tiempo en la piel. Es uno de los ingredientes indispensables de la
cosmética tradicional de Marruecos y desde hace algunos años su consumo
se ha normalizado en occidente.
Bachata. De origen
africano. El diccionario de la RAE incluye dos acepciones. El
significado de fiesta quedó en desuso pero es uno de los múltiples
términos empleados para fiesta de negros en el español como tango, rumba
o fandango. Es una de las músicas más populares de la República
Dominicana.
Banana. Voz del Congo. Más arriba mencionamos la etimología de macondo y su relación con el plátano. Según la RAE banana
también es un término de origen africano, algo que parece tener
bastante sentido considerando el destino de parte de la mano de obra
esclava en América Latina.
Cachimba: De acuerdo con la RAE, la famosa pipa para fumar llegaría al español a través del término portugués cacimba, y este a su vez del bantú cazimba.
Si consultamos el diccionario de Porto Editora, la palabra proviene del
kimbundo pero no del término indicado por la máxima autoridad de la
lengua española, sino de quixima, que significa “pozo de agua”.
Candombe: la RAE
generaliza su procedencia, “de or. africano”, mientras que Porto Editora
especifica el origen etimológico del término: “voz del kimbundo ka’nome”.
Es una de las manifestaciones culturales más importantes de los
afrodescendientes de Uruguay, Argentina y Brasil, aunque sólo en este
último país se mantiene su vertiente más religiosa. En el candombe está
el origen del tango argentino, cuya historia está íntimamente relacionada con los esclavos africanos.
Chimpancé: al español
llega del francés y según el diccionario de lengua francesa Larousse, la
palabra es originaria de algún idioma del Congo.
Conga. La RAE sostiene que procede de congo, sin excederse en muchos más detalles. Gema Valdés Acosta esclarece que el origen del término estaría en nkunga, canto.
Funk. No se trata de
una palabra española y no aparece en el diccionario de la RAE. Al ser
uno de los géneros musicales más apreciados del momento, el uso nos
empuja a incluirla en este listado. La palabra funk en inglés
apela a un olor intenso con connotaciones peyorativas. El historiador
Robert Farris Thompson relaciona la raíz semántica de funk con la
palabra lu-fuki del kikongo, cuyo significado se asemeja al
referido anteriormente: mal olor corporal. Dentro del gremio del jazz
los términos funky y lu-fuki se identificaban con aquellas personas
dedicadas a su trabajo con determinación.
Marimba. De origen
africano. Es uno de los instrumentos más extendidos del continente
africano. Guarda una clara similitud con el xilófono y es conocido como
balafón en algunas regiones de África. Es uno de los acompañantes más
habituales de la música tradicional de países como México o Guatemala.
Según el diccionario de Porto Editora la etimología se remonta al
kimbundo y se explicaría por la unión de ma, prefijo que designa el plural, y rimba, tambor.
Macaco. Aterriza en el español a través del portugués, macaco, voz del Congo, que designa una especie de mono. En la lengua original significaría “algunos monos”.
Milonga. Ni la RAE ni Porto Editora recogen la proveniencia de su etimología. Numerosas fuentes apuntan a su origen quimbundo y sostienen que se tratan del plural de mulonga, palabra.
Se trata de una composición musical folclórica argentina de tono
nostálgico que se ejecuta con la guitarra y estrechamente asociado al
tango. La milonga también es uno de los palos de ida y vuelta del
flamenco y fue introducido por Josefa Díaz, Pepa de Oro. Otra definición del término es “Engaño, cuento”.
Mucama. La RAE indica
el origen portugués de la palabra, que a su vez es referida en el
diccionario de Porto Editora como de origen kimbundo, mu’kama, concubina esclava. En América Latina se emplea para la persona encargada del servicio doméstico.
Ñame. Voz del Congo según la RAE. Planta herbácea muy común en los países intertropicales, muy habitual en América Latina.
Quilombo. La RAE le otorga un origen africano que confirma claramente Porto Editora: del kimbundu kilombo, “unión,
población”. El término ha ido adquiriendo connotaciones negativas en
países como Argentina, Bolivia, Uruguay o Colombia de desorden, lío,
ruido. Importante saber que en la era colonial los quilombos eran
poblados independientes donde se escondían los esclavos fugitivos.
Tanga. La RAE anota en
su diccionario que el origen de la palabra es tupí, lengua mayoritaria
de los indígenas de Brasil. No obstante, si pesquisamos detenidamente en
varios diccionarios de referencia de la lengua portuguesa descubriremos
que este complemento de la lencería deriva del quimbundo ntanga,
“trapo”. El diccionario de Aurélio Buarque de Holanda, biblia
lingüística del portugués brasileño, también coincide en asignarle una
raíz africana al término.
Tango. La raíz del
término es algo confusa y dependiendo de las fuentes nos toparemos con
diferentes teorías. La RAE afirma que tal vez se trate de una voz
onomatopéyica. Si leemos la definición comprobaremos que una de las
acepciones alude a una “fiesta y baile de gente de origen africano o
popular en algunos países de América”. Sabemos que la formación del
tango argentino tiene una estrecha relación con los negros que
trabajaban en los puertos del Mar del Plata y que, según el flamencólogo
Ortiz Nuevo, los tangos flamencos llegaron a España desde Latinoamérica
a ritmo de un compás binario de evidente estirpe africana. El
diccionario Collins mantiene que tango procedería de tamgu, baile
en lengua ibibio. Todos estos argumentos y la lógica deductiva nos
incitan a creer casi a pies juntillas que el germen de este vocablo está
en el continente africano.
Samba. No parece haber ninguna duda sobre el nombre del género musical brasileño por antonomasia. Del kimbundo semba, zona donde se encuentra el ombligo, según el diccionario de Porto Editora.
Safari. La raíz del término pertenecería al árabe sáfara, viajar, aunque debemos al swahili el significado actual de la palabra.
Vudú. Voz de origen de África occidental que significa ‘espíritu’ para la RAE. Porto Editora especifica bastante más: del idioma del Reino de Dahomey vodu, por el inglés voodoo.
Zombi. Los fans de
Walking Dead podrán dormir más tranquilos esta noche. Es uno de los
pocos vocablos a los que la RAE le asigna un claro lazo lingüístico con
el continente africano: “voz, de or. africano occid”. Porto Editora
concreta más aún, del kimbundu nzúmbi, espectro.
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