martes, 28 de abril de 2015

Los crow


Ubicación: Montana (EEUU) Población: 7000 (1990). Lengua: sioux
Su propio nombre era absaroke, el "pueblo del pájaro". Los franceses les llamaban "Gente del cuervo", de donde procede el nombre inglés crow.
Su lengua era la sioux y estaban instalados en Montana, en el curso del Yellowstone y sus afluentes: bighorn, Rosebud y Powder; y más al sur, el río Wind, en Wyoming.
Separados de los hidatsas hacia el año 1776, los crow eran un pueblo orgulloso, bélico, que despreciaba a los blancos, vivían en tepees móviles y se dedicaban a la caza del bisonte.
Debido a su elegancia, recibieron el apodo por parte de los franceses de "los Brummels del mundo indio". Poseían uno 10000 caballos y su población se elevaba a 4000 habitantes.
Fueron visitados por Lewis y Clark en 1804, y los exploradores encontraron a un pueblo en guerra permanente con los siksikas y dakotas. Se hicieron famosos como guerreros y como guías del ejército de Estados Unidos contra sus enemigos, los sioux. En 1868 los crow se trasladaron a una reserva india del estado de Montana que incluía parte de sus antiguos territorios. En 1985 quedaban más de 6000 en una reserva del río Bighorn.

LEYENDA DE LOS INDIOS CROW
Chica Bisonte y su amigo el Cuervo

En aquellos remotos tiempos la estación fría llegaba antes que ahora. Aunque la hierba estuviera todavía verde los batidores indicaron que los bisontes huían hacia el Sur. La tribu se apresuró a levantar el campo para seguir a la manada y no morir de hambre.
Una mujer confeccionó unas angarillas*. Unió al collar de un perro el conjunto de varas y colocó encima a su bebé. El perro vio un conejo y corrió de repente hacia él. Por más que la mujer lo llamó ; el perro no la oyó. Corrió por toda la llanura persiguiendo al conejo y desapareció tras las colinas. No regresó hasta la noche, pero el trineo estaba vacío.
Los rastreadores buscaron inútilmente al niño y la tribu tuvo que ponerse en marcha sin él.
Más allá de los montes un enorme bisonte pacía en compañía de sus hembras. Oyó los lamentos del bebé. Las hembras lo recogieron y comprobaron que se trataba de una niña. Le dieron el nombre de Ta- Tan-Ka-Win-Ja, o sea: Chica Bisonte.
La niña creció entre los rumiantes. Cuando llegó a ser una muchacha, una hembra le preguntó quién era.
-Soy un bisonte -contestó.
-No -dijo la hembra-. No estás hecha como nosotros. ¿Tienes cuernos en la cabeza y pezuñas en los pies? Y, además, nosotros comemos hierba y tú te alimentas de bayas.
Chica Bisonte dio vueltas a esta revelación y dijo a la hembra:
-Si no soy un bisonte seré alguna otra cosa. En ese caso, ¿por qué no ir a reunirme con los míos?
El gran macho le explicó:
-Sin duda eres hija de hombre. Esa gente acampa detrás de las colinas. Ve a su encuentro e intenta hacer tu vida entre ellos. Pero si alguna vez necesitas ayuda, llámanos. Te consideramos como uno de los nuestros y nunca te abandonaremos.
La muchacha dejó a los que hasta entonces habían constituido toda su familia. Antes de llegar donde estaban los hombres vio a dos niños. Quiso hablarles pero huyeron gritando:
-¿Quien eres que andas desnuda? Estás demasiado sucia para ser una de nosotros. ¡Déjanos, nos das miedo!
Chica Bisonte no se atrevió a presentarse en la aldea y se puso a deambular tristemente. Una vieja la encontró.
-Ven conmigo -le dijo-. Tengo algunas ropas viejas. Te las daré, pero a cambio irás a buscarme la leña .¿Quieres que sea tu abuela?
Chica Bisonte aceptó, pues pensó que aquella vieja debía necesitar una nieta.
La abuela vivía separada de la tribu en un tipi agujereado. Chica Bisonte compartía su miserable vida sin entrar en contacto con los habitantes de la aldea.
En esa tribu el jefe tenía un hijo llamado Roca del Medio. Hasta entonces el joven se había negado a casarse. Un día salió de caza y encontró a Chica Bisonte. Le preguntó:
-Nunca te he visto por aquí. ¿Quien eres?
-Me criaron unos amigos en la llanura. Ahora vivo con una vieja abuela apartada de la aldea -contestó Chica Bisonte.
-¿Es que ya no tienes ni padre ni madre?
-No los he conocido -dijo tristemente la muchacha.
Esa misma noche Roca del Medio anunció a sus padres:
-Acabo de conocer a una chica muy guapa. Con ella me quiero casar.
Al día siguiente reunió suntuosos regalos y fue a ofrecérselos a Chica Bisonte.
-¿Puedo confiar en que aceptes estos regalos?
La joven contempló las preciosas pieles de bisonte, la carne ahumada y el gran saco de carne seca. A continuación echó una rama al fuego y se sentó junto al muchacho.
-Esto me parece una petición de matrimonio y una aceptación -indicó la vieja.
Roca del Medio se quedó en el tipi todo el día. Por la noche, cuando se marchó, la abuela dijo a su nieta:
-¿Cómo vamos a poder hacer a nuestra vez regalos a los padres de ese joven? Somos pobres y no tenemos nada.
Chica bisonte contestó:
-Voy a buscar una boñiga de bisonte en la llanura, ¡con eso bastará!
Fue durante la noche y, mientras su abuela dormía, murmuró dirigiéndose a la boñiga:
-Ayudadme, amigos bisontes. Mañana tenemos que ir a visitar a la familia de mi futuro esposo.
Haced que no me presente delante de ellos con las manos vacías y tan pobremente vestida.
Entonces la boñiga se convirtió en hermosos vestidos, en cinturones bordados, en mocasines adornados con púas de puerco espín y en regalos de todas clases.
Al alba, la joven dijo a su abuela:
-Mira lo que nos han traído unos buenos amigos mientras dormíamos. Vamos a cambiar nuestros harapos por estos magníficos vestidos, pues deseo honrar a mis suegros.
Así engalanadas y con los brazos cargados de regalos, las dos mujeres se presentaron en la tienda del jefe.
Todos los miembros de la familia de Roca del Medio recibieron un regalo. El padre del joven afirmó:
-Me siento feliz de conocer a mi futura nuera y a su abuela. Nosotros iremos a nuestra vez a visitar las mañana.
Por la noche, la joven fue a buscar otra boñiga de bisonte. De regreso a su tipi le dijo:
-Tenemos que recibir al jefe y a su familia. Pero no tenemos otra cosa que esta vieja tienda guajereada. Amigos bisontes, ayudadme.
Al alba, Chica Bisonte dijo a su abuela:
-Mira afuera para comprobar si ya está listo nuestro nuevo tipi.
La vieja salió y vio una enorme tienda hecha con pieles de bisonte recientemente curtidas. La abuela no se sorprendió. Empezaba a sospechar que su nieta poseía un poder misterioso.
Cuando los parientes del Roca del Medio llegaron se quedaron asombrados ante la espléndida morada de las dos mujeres. Roca del Medio preguntó a Chica Bisonte:
-Te creía pobre, ¿de dónde provienes esta reciente riqueza?
-Tengo buenos amigos que me ayudan -dijo evasivamente la muchacha.
Roca del Medio se contentó con esta respuesta y se casó ese mismo día con Chica Bisonte.
Las mujeres de la aldea envidiaban a la nueva pareja. Una de ellas pasaba los días dando vueltas alrededor del hermoso tipi insultando a Chica Bisonte. Su marido intentó echarla lanzándole piedras, pero ella continuó molestando los días siguientes.

El jefe dijo a su hijo:
-Sin duda esa mujer está enamorada de ti. ¿Por qué no la haces tu segunda mujer?
-No -replicó el joven-. Es tan celosa que temo que atenté contra la vida de Chica Bisonte.
Esta intervino:
-Has de saber que en mi juventud no viví nunca en un tipi. Por eso no sé ocuparme de las tareas domésticas una segunda mujer podría enseñarme a prepararte mejores comidas.
Chica Bisonte fue a ver a la mujer y le dijo:
-Puedes venir a vivir con nosotros, no me sentiré celosa. Pero no siembres la discordia entre Roca del Medio y yo porque te arrepentirías.
Así el hijo del jefe tomó esta otra esposa y la vida continuó como antes.
Al comienzo de la Estación Cambiante, los bisontes no aparecieron. Los cazadores no volvieron a salir de sus tiendas y el hambre se instaló en el campamento. Chica Bisonte dijo a su marido:
-Confía en mí, estoy en condiciones de solucionar nuestros problemas. Caza un cuervo para que yo pueda domesticarlo.
Cuando Roca del Medio llevó el pájaro, Chica Bisonte se encerró con el ave y le dijo:
-Sé mi mensajero. Vuela hasta mis amigos los bisontes que pastan en el sur. Diles que tenemos hambre y que les pido que vengan aquí.
Encargado de la misión, el cuervo partió sin perder un instante.
Regresó unos días más tarde. Los rastreadores señalaron entonces que una manada de bisontes avanzaba hacia la aldea.
Chica Bisonte dijo a los cazadores de la tribu:
-No matéis a ninguno de esos animales. Construid un gran cercado se terminó antes de la noche. Chica Bisonte se situó en una colina y cantó un verso que nadie conocía. A la mañana siguiente los bisontes entraron en el cercado y la joven dijo a los valientes que ya podían cerrar la barrera tras ellos.
Chica Bisonte volvió a dirigirse a los cazadores:
-Sobre todo no los matéis. Decidme únicamente el número de animales que necesitáis para vivir durante dos estaciones.
Pero la segunda mujer de Roca del Medio dijo:
-No hagáis caso a esta loca. Vamos a aprovecharnos para hacer grandes reservas.
-¡Si tomamos demasiado la carne se pudrirá! -replicó Chica Bisonte-. No desperdiciemos.
Los cazadores preguntaron a Roca del Medio para conocer su opinión.
-Mi segunda mujer ha sembrado la duda en mi espíritu -declaró-. No sé qué resolución tomar.
-Te aconsejé que no sembraras la discordia entre mi marido y yo - dijo Chica Bisonte a la segunda mujer-. No me has hecho caso y vas a sufrir las consecuencias.
Hizo un gesto imperceptible hacia el pájaro. Este se elevó en el aire y cayó en picado sobre la malvada esposa. El cuervo le perforó la frente con el acerado pico y le devoró todo el cerebro.
La segunda mujer de Roca del Medio no murió sino que quedó retrasada mental.
Entonces el hijo del jefe decidió que con diez bisontes bastaría para pasar el invierno. Tras esas palabras, diez de los bisontes del cercado se tumbaron sobre un costado y pasaron a mejor vida.
Chica Bisonte dijo a los cazadores:
-Liberad a los otros, son mis amigos. Estos bisontes han venido libremente hasta vosotros, devolvedles su libertad.
Cuando los animales sobrantes volvieron a partir hacia las tierras del sur, el cuervo se colocó en el hombro de Chica Bisonte y anunció a los hombres de la aldea:
-Aceptasteis no tomar más de lo necesario, ahora los bisontes confiarán en vosotros. Regresaré todos los años con una manada igual y no volveréis a tener hambre.
-Creed a este cuervo -añadió Chica Bisonte-.
No os decepcionará. A partir de ahora es el protector de esta aldea.
Después de este acontecimiento, la tribu adopto el nombre de ese ave. Sus componentes se convirtieron en los cuervos y los hombres no tuvieron más que una sola mujer a la vez. Además, no volvieron a adornar su tocado más que con las plumas de ese pájaro.

* Los indios no conocían la rueda.Para el transporte colocaban un conjunto de varas sobre el cuello de los perrros, y sobre el de los caballos después de la llegada de los blancos. El otro extremo del armazón se arrastraba por el suelo.




Paso la Pipa al Padre del Cielo. Fumo con el Gran Espíritu. Que nuestro día sea azul. 

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